Herencia criminal: así cayeron 'Los Titis', la banda que aterrorizaba en el centro de Bogotá
De los más de 5.000 capturados por hurto a personas en Bogotá en 2025, solo el 30% termina en la cárcel, un fenómeno que alimenta la reincidencia criminal en la ciudad.
Noticias RCN
07:55 p. m.
Una relación criminal de padre e hijo
Una de las sorpresas en la investigación en contra de la banda 'Los Titis', integrada por al menos 15 asaltantes, es la relación que la Policía y la Fiscalía lograron establecer entre Ricardo González, el líder, y Brayan González, uno de los más jóvenes.
Al parecer, Ricardo llevó al mundo delincuencial a Brayan, su hijo. En una interceptación telefónica, confiesan su relación en los atracos y la formación que le dio.
Pese a su relación, en la calle ambos solo obedecen a las reglas del mundo criminal. En una llamada con una mujer, alias Churrusco, el padre, se refiere con palabras soeces a su hijo y asegura que lo quiere agredir físicamente.
La violencia con la que habla de su hijo muestran a un delincuente despiadado. En medio de esta relación entre padre e hijo aparece una llamada en la que 'Churruscu' le cuenta cómo van las cosas en la calle mientras este permanece detenido.
Así cayeron 'Los Titis'
Justo en el centro, la zona que creían dominar, se dio el hecho más violento de su carrera delictiva, cuando en una riña cobraban una deuda con la vida de otro hombre.
Con el organigrama claro, las autoridades lograron obtener órdenes de captura en contra de estos delincuentes.
Una madrugada, en 11 puntos de Bogotá se llevaron a cabo los operativos simultáneos. En el sur de la capital fue sorprendido uno de los presuntos líderes de la banda.
Su hijo se enteró del nuevo proceso en su contra en el lugar en el que se encontraba detenido. Diez delincuentes fueron presentados en audiencia, mientras que otros cinco que ya estaban capturados fueron notificados de los nuevos cargos.
Viejos rostros del delito regresan al mismo sector
La segunda entrega del especial Herencia criminal de Noticias RCN revela cómo varios de los delincuentes que hoy atemorizan el centro de Bogotá ya habían sido registrados hace casi una década por el programa Bajo la Mira. Investigadores de la Sijín confirmaron que se trata de reincidentes que, tras pagar cortas condenas, volvieron a delinquir con la misma sevicia. Videos de cámaras de seguridad muestran su accionar: en cuestión de segundos rodean a sus víctimas, las intimidan con cuchillos y las despojan de sus pertenencias.
Violencia planeada y en manada
Los robos no son improvisados. La investigación reveló que la banda opera con roles definidos: un miembro perfila a la víctima, otros rodean y atacan con armas blancas, y varios más aseguran la huida. En San Victorino y la carrera décima con avenida Jiménez, los delincuentes se confunden entre vendedores informales y esperan el momento para actuar. Entre sus ataques más violentos se evidencian asaltos a adultos mayores, mujeres y familias enteras, generando un clima de miedo en la capital.
Identidades que regresan tras 9 años
Uno de los casos más llamativos es el de Juan César Hernández, alias Peliño, con seis entradas a la cárcel y antiguo integrante de la banda Las Cabras. Su rostro fue reconocido en imágenes actuales y en grabaciones de hace nueve años. También aparece David Mauricio Sánchez, otro reincidente cuya brutalidad sigue intacta. Ambos, junto a otros miembros, habían sido identificados en el pasado por asaltar con cuchillos a ciudadanos indefensos. Hoy, pese a múltiples capturas, vuelven a delinquir en el corazón de Bogotá, lo que plantea un interrogante inquietante: ¿quién es el hombre que parece liderarlos desde las sombras?
“Herencia criminal”: el fenómeno detrás de los atracos en Bogotá
De más de 5.000 capturados por hurto a personas en 2025, solo el 30% termina en la cárcel. Esta cifra, revelada por las autoridades, refleja la dimensión de un problema que no solo afecta la seguridad de los ciudadanos, sino que expone un fenómeno de reincidencia que crece en las calles de la capital.
El accionar de una banda en pleno centro
Martes, 11:00 de la mañana, intersección de la carrera Décima con la avenida Jiménez. Entre el caos de peatones y buses, un comerciante se convierte en blanco de cuatro hombres que lo rodean en cuestión de segundos. Dos se lanzan sobre su cuello, un tercero lo intimida con un puñal y el cuarto vigila el entorno para cubrir la huida. La víctima suplica por su vida, mientras es despojada de una cadena de oro.
La escena, que parece aislada, es en realidad parte de un patrón que la Policía Metropolitana viene siguiendo desde hace un año. Las denuncias y el análisis de cámaras de seguridad permitieron identificar a una estructura delincuencial que opera bajo reglas claras: nunca actúan solos, se camuflan entre el comercio informal y atacan en grupos de tres o cuatro.
Entre sus víctimas hay adultos mayores, mujeres y familias enteras que han sido reducidas con armas blancas. El descaro es tal que, en algunos casos, los ladrones ni siquiera huyen tras el robo: intimidan, golpean y desaparecen entre la multitud.
Una estructura que se creía superada
La investigación de la Sijín y la Fiscalía revela que se trata de una banda con al menos 15 integrantes que se alternaban en diferentes sectores del centro de Bogotá, especialmente San Victorino y sus alrededores. “Estos delincuentes se habían vuelto expertos en detectar un brillo, un descuido, una billetera en un bolsillo trasero. Ese era el detonante para el ataque en manada”, explica un investigador.
El fenómeno, sin embargo, expone una paradoja: mientras la Policía logra importantes capturas, el sistema judicial no siempre garantiza que estos responsables terminen en la cárcel. De los más de 5.000 detenidos este año por hurto a personas, solo el 30% recibe una medida de aseguramiento intramural. La reincidencia es, por tanto, un problema que multiplica el temor en las calles.
“Los jueces deben entender que lo que está en juego es la vida de los ciudadanos”, advierten las autoridades.
Lo cierto es que, en esta ocasión, el trabajo articulado permitió desmantelar una estructura criminal que, por meses, impuso su ley en el centro de la ciudad. Las 15 capturas obtenidas forman parte de un operativo que es apenas el inicio de un especial que revelará, noche tras noche, cómo opera la “herencia criminal” en Bogotá.
Mañana, el foco estará en los reincidentes: quiénes son, cómo logran regresar a las calles y qué significa para la seguridad de la capital que el 70% de los capturados no termine tras las rejas.
Herencia criminal: tras la pista de padre e hijo
Tras algunas semanas de seguimiento los agentes de la unidad contra el hurto a celulares de la Sijín lograron identificar a gran parte de la que sería la banda de los ‘Titis’, dedicada a brutales atracos en el centro de Bogotá.
Para la Policía es claro que más que atracadores simples, conformaron una estructura criminal organizada.
Los agentes descubren que los delincuentes se reúnen todas las tardes en el parque Tercer Milenio. Sus rostros coinciden con los de los atracos. En esas reuniones es detectado un hombre al que los demás parecen guardarle respeto: José Ricardo González Vanegas, alias Churrusco.
Al parecer, es un curtido atracador en el centro de Bogotá que usaba una fachada para pasar inadvertido.
“Él tenía una posición como comerciante, como vendedor informal en la zona, lo cual la investigación demostró que era el cabecilla”, explicó el brigadire Giovanni Cristancho, comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá.
El hombre que casi todos los días aparece en las reuniones informales, que parece dictar órdenes a los otros delincuentes, es el mismo que fue captado en pleno delito.
Ese día viste una gorra gris y un buso oscuro estampado; curiosamente lleva en el cuello una gruesa cadena de oro, como las que suele arrancarle a sus víctimas. Mantiene comunicación con otro hombre; están en plena cacería.
Al frente suyo se cruza un adulto mayor: el mismo ‘Churrusco’ es quien lo sigue, confirmando que aquel hombre lleva una joya en su cuello, posteriormente llama a alguien que pareciera ser un aprendiz, le da instrucciones hasta que varios metros adelante, con extrema violencia, atacan, y huyen.
Está claro que el delincuente está de regreso en las calles.
“Esta persona viene delinquiendo desde hace muchísimo tiempo, aproximadamente 15 años”.
José Ricardo González es un viejo conocido de las autoridades que acuñó su fama delincuencial durante años de atracos en ese mismo sector de Bogotá. Para las autoridades sería el mismo hombre que años atrás fue registrado en brutales robos.
Según su prontuario judicial, actualmente tiene cuatro procesos en curso. Era buscado y ahora al parecer no actuaría solo en sus crímenes.
En todas las reuniones es visto de cerca con un joven al que llaman ‘Gafas’. Es uno de los más pequeños de la banda, y aún así es un atacante marcado por la sevicia, que no se mide con sus víctimas. Fue identificado como Brayan González.
Según la versión de las autoridades, el joven ladrón de la banda es el hijo de Juan Ricardo González, alias Churrusco, que para la Sijín es el líder de la banda y el mismo que llevó de la mano al mundo delincuencial a su joven hijo.
“Instrumentalizó a su propio hijo. Desde pequeño le enseñó ese modus operandi de cómo generar estos hurtos”, agregó el comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá.