Los jóvenes que se han perdido en manos de la violencia en Colombia

Cuando el delincuente le disparó a Michael Sebastián Valverde porque creyó que en su maleta de estudiante estaba llena de plata, no solamente asesinó los sueños del joven, sino que dejó muy herida a la confianza de toda una generación que se sale con miedo a la calle,

“Pues que uno casi siempre va a pensar que salir a la calle va a ser algo inseguro, uno va a tener más miedo de ir solo”, “uno va es a estudiar y con la confianza de que va a estar seguro”, son los pensamientos de los jóvenes en el país.

El vacío que deja la tragedia es para toda la sociedad, cada vez que se asesina a un joven por un celular, por una bicicleta, por una gorra o por lo que sea se cierra una ventana por donde entraban muchas expectativas para el futuro.

“Acaban de quitarle al mundo y al país un muy buen elemento”, afirmó Jhon Gómez, el tío de Sebastián Valverde.

La inseguridad hizo que Michael Sebastián entrara en una estadística preocupante, si su expectativa de vida era de 69 años y le arrebataron lo más valioso a los 19, con su crimen se perdieron 50 años.

La cuenta de años de vida perdidos se vuelve alarmante cuando el Instituto de Medicina Legal confirma en su informe del año pasado que durante el 2021 fueron asesinados 8.691 hombres y mujeres, entre los 20 y los 39 años. Todas esas historias suman 681.022 años de vida perdidos.

Le puede interesar: Joven de 19 años fue asesinado en barrio Salitre, en Bogotá, en intento de hurto

Las consecuencias nos afectan a todos, no solo por el miedo que se propaga sino por los efectos secundarios que afectan a la sociedad.

“Se cambia digamos algunas lógicas o dinámicas habituales desde el punto de vista de la dinámica poblacional. Al morir personas jóvenes se incrementa la tasa de dependencia, es decir, el número de personas mayores que dependen de personas más jóvenes”, afirmó Jairo Cuellar, profesor de economía de la Universidad Central.

Vea también: Un feminicidio se registró en instalaciones del centro comercial Unicentro, en Bogotá

Cada joven que perdemos pone en riesgo, el relevo generacional y cada pieza que se pierde en esa columna vertebral de la sociedad lo único que refuerza es la sensación de miedo, inseguridad e incertidumbre.