El milagro: la historia del beisbolista que se disparó y sobrevivió 20 horas después

En plena pandemia en 2020, Drew Robinson intentó suicidarse, pero despertó al otro día y hoy agradece por la segunda oportunidad que le regaló la vida.


Drew Robinson, beisbolista que se disparó y sobrevivió
Drew Robinson, beisbolista que se disparó y sobrevivió. / Foto: AFP.

Noticias RCN

agosto 01 de 2022
04:55 p. m.
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El deporte entrega historias fascinantes y también otras que son milagrosas. Pero no solo por la hazaña de llegar a la cima de la élite, sino porque aunque ésta es anhelada, también conlleva a una presión y a un sin fin de matices que hacen quitarle el encanto a el ser deportista profesional. 

Puede ser fácil creer que los millones de dólares que un deportista ganaría sería la felicidad absoluta y que firmar un contrato que le podría asegurar la vida económica a hasta cuatro de sus generaciones venideras, sería el único fin. Pero la realidad es más dura. 

Llegar y sobre todo mantenerse en la élite es un reto para nada fácil de sostener, más por todo el contexto que eso conlleva. Esa es la vida de Drew Robinson, un exitoso exbeisbolista que con su testimonio, es reflejo de la otra cara de la moneda en el mundo deportivo. 

Robinson firmó su primer contrato profesional cuando tenía 18 años, fue para los Texas Rangers. Más tarde, en 2017 llegó a la MLB, la élite del béisbol, y al año siguiente pasó a los Saint Louis Cardinals. Su rendimiento allí fue tan explosivo que en octubre de 2019 se convirtió en nuevo jardinero de los San Francisco Giants. Hasta aquí, todo era un sueño. 

Pero en el medio, el nacido en Las Vegas iba sintiendo dentro de sí que no todo andaba bien. Incluso, a la hora de recibir la oferta de los Giants lo pensó más de lo normal porque creyó que no era el momento adecuado. "Bah, pero sino es ahora, ¿entonces cuándo?", debió decir y de sopetón cogió un esfero y estampó su firma en un contrato de 500.000 dólares por temporada. 

Casi cinco meses después el mundo entero se vio envuelto en un momento de crisis inédito en la historia: la pandemia del covid-19 y con ella llegó la cuarentena en casi todos los países y que desnudó un problema de salud pública del que hasta el momento se tocaba por los laditos, la depresión

El encierro le hizo ver a Drew Robinson la realidad de su vida. Para él, hasta el momento había vivido en una burbuja que no lo hacía feliz, el deporte ya no era motivación para seguir adelante. Es más, pensaba que el haber alcanzado la élite era motivo de una presión extenuante de no fallar nunca y a la que no estaba dispuesto a seguir viviendo. 

Entonces, el 16 de abril el beisbolista tomó una decisión que pensaba era la correcta. Tomó un esfero y un papel, escribió una carta con palabras de despedida. La selló con babas, agarró un arma de un cajón, se la puso en el lado de la cien en el costado derecho de su cabeza, apretó el gatillo y pum, quedó noqueado en el piso flotando en un charco de sangre. 

Y entonces vino el milagro. Como si estuviera amaneciendo de una borrachera apoteósica, Robinson despertó una hora después, se paró, fue a bañarse, se sintió mareado y se echó a dormir. No era consciente de lo que estaba pasando. 

La explicación de haber sobrevivido al balazo, si es que hay una explicación terrenal, es que la bala le salió por el lado opuesto. El de arriba le tenía un plan más para vivir a Robinson y él lo aceptó. Al otro día se despertó y en medio de su 'shock' se preguntó "¿Si lo que quiero de verdad es morirme, por qué estoy intentando calmar este dolor?". Cogió su celular y llamó a una ambulancia para que lo fuera a recoger, pero lo tomaban por burla porque nadie, con razón, creía que una persona podía sobrevivir a un balazo en la cien. 

Por puro protocolo fueron a ver qué pasaba y se encontraron con que Robinson no decía mentiras. Fue llevado al hospital de inmediato y lo metieron a la sala de cirugía con más de 10 médicos operándolo. Nadie se explicaba ese milagro, pero hay cosas que son inentendibles, eso se llama gracia. 

Ya sin un ojo -lo perdió por el disparo-, Robinson comenzó su recuperación física y psicológica de a poco. Intentó volver a la acción profesional, extendió su contrato con los Giants, pero se dio cuenta que ya no podía rendir al mismo nivel. Se retiró a mediados de 2021 y empezó a trabajar en un cargo directivo en el club. 

"Estoy aquí porque estaba destinado a vivir", le dijo a su hermano. Hoy, Drew Robinson ve la vida con una perspectiva diferente y todos los días levanta la mirada al cielo para agradecer por la oportunidad de seguir cuidando el regalo de la vida. El milagro. 

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