Con miedo a las infecciones, víctimas de lluvias en México claman por ayuda
En Huehuetla, Hidalgo, los habitantes temen brotes de enfermedades tras los deslaves y desbordamientos que han dejado 64 muertos en el país.
AFP
06:21 a. m.
Los buitres sobrevuelan Huehuetla, un pequeño municipio indígena en el centro de México, donde el olor a podredumbre y el lodo aún cubren calles y viviendas.
Tras las fuertes lluvias que azotaron el estado de Hidalgo y otras regiones del país, los cuerpos de animales arrastrados por las corrientes comienzan a descomponerse, y los pobladores temen que la peste se convierta en una nueva amenaza.
“Vamos a agarrar una enfermedad”, dice María Licona, ama de casa de 55 años que abandonó su hogar mientras los ríos de lodo arrasaban con todo a su paso. Como ella, decenas de familias esperan ayuda entre la desesperación y el miedo a una crisis sanitaria.
Huehuetla, una comunidad atrapada por el lodo
Las lluvias dejaron más de 60 víctimas mortales en los estados de Hidalgo, Puebla y Veracruz, los más afectados por los desbordamientos y deslaves de la última semana. En Huehuetla, una localidad de unos 22.800 habitantes, la ayuda humanitaria llega lentamente.
El acceso por carretera sigue siendo complicado debido a los derrumbes y grietas que impiden el paso de vehículos. Apenas unas cuantas camionetas y motocicletas logran ingresar para evacuar a quienes intentan huir del desastre. Entre los escombros, se asoman refrigeradores, colchones y muebles cubiertos de barro que alcanzó hasta dos metros de altura.
“No hay ayuda que alcance”, lamenta Bartolo Quirino, apicultor de 42 años que con pala en mano intenta limpiar su vivienda. Según constató un equipo de AFP, apenas una decena de soldados ayudaba a los vecinos en las labores de limpieza, mientras otros grupos del Ejército y la Marina se movilizaban hacia la zona.
La presidenta Claudia Sheinbaum aseguró que más de 4.000 efectivos trabajan en las zonas de desastre, apoyados con maquinaria pesada para reabrir caminos. Sin embargo, la población considera que el apoyo aún es insuficiente.
Temor a nuevos deslaves
Al miedo por las enfermedades se suma la incertidumbre de otro posible desastre. En la comunidad de La Esperanza, a pocos kilómetros de Huehuetla, los pobladores escribieron con piedras un gran mensaje de “SOS” visible desde el aire.
“La gente entró en pánico”, cuenta Dolores Téllez, ama de casa que vivió el pánico de un nuevo deslave. Junto a sus vecinos, apenas logró escapar de la corriente de fango. “Vimos cómo se arrastraban las casas”, recuerda entre lágrimas María Luisa Maximino, de 57 años, quien se refugió junto a su nieto en la planta alta de una vivienda.
Entre los restos del desastre, los habitantes rescatan juguetes cubiertos de barro para que los niños no piensen en la tragedia. “No permitimos que se vengan a ver todo esto”, dice Dolores, mientras las calles principales del municipio permanecen cubiertas de lodo y desolación.

