Lo que se viene con las elecciones en Latinoamérica en medio del descontento social

Este y el próximo año serán determinantes para saber quién se queda con el poder político en varios países de América Latina. ¿Cuál será el rumbo de la región? ¿Qué se juega Latinoamérica en las elecciones en Ecuador, Perú o Chile, e incluso en Colombia el año que viene?

El 2021 será un año determinante en materia electoral en América Latina, una región que experimentó las protestas sociales más agudas de los últimos tiempos donde el protagonista fue el descontento colectivo originado por la opacidad de liderazgo, causando rupturas sociales derivadas de la desigualdad.

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Perú, Chile, Ecuador, Nicaragua y Honduras tendrán comicios presidenciales. Un año electoral que podría marcar un giro radical por el desgaste de sus gobernantes y abrir paso a las contraposiciones de quienes están gobernando.

“Existe un gran descontento y una gran desilusión con los gobiernos en particular y con el funcionamiento de la democracia en general”, señala Nicolás Solieri, analista internacional.

Elecciones en medio de la pandemia podría significar que los ciudadanos vayan a las urnas orientados por el adoctrinamiento de fuerzas populistas que buscan llegar al poder, o la ciudadanía movida por un voto de protesta por las desigualdades que se han evidenciado en medio de la pandemia y el manejo que se la ha dado a la misma.  

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Para Solieri, en estas elecciones se espera “un voto castigo hacia los gobiernos independientemente que tengan tendencia de izquierda o derecha, y este voto castigo está sustentando en la mala performance económica que han tenido los países de la región durante los últimos años y se ha visto asusado por la pandemia”. 

Perú, Chile y Ecuador comparten un camino de debilidad en sus instituciones producto de la desconfianza, sin embargo, es incierto definir el cauce de sus democracias cuando los partidos están atomizados y erosionados por falta de conexión con su militancia.

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Será el momento para que los mandatarios entiendan la necesidad de replantear un acuerdo social que permita abrigar las necesidades mas apremiantes y dar paso a una sociedad más equitativa e incluyente, dándole curso al verdadero significado de la democracia, que no es otro que privilegiar a los sectores débiles y marginados.

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