El aquelarre de Petro

La guerra de Petro es ruin, canalla, inmoral, deshonesta.


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José Fernando Torres

junio 14 de 2022
06:16 a. m.
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En mi pasada columna expresé que “se avecina contra Rodolfo una guerra sucia”. Me equivoqué. La guerra no se avecinaba, sino que inició con fuerza antes de la consulta, continuó en la primera vuelta presidencial y ha alcanzado su máximo esplendor durante la segunda.

Dije que se trataba de una guerra sucia, pero este calificativo se quedó corto. Se trata de sicariato moral, de una guerra ruin, canalla, inmoral, deshonesta, que atenta contra la ética y las buenas costumbres, que representa una verdadera afrenta contra la democracia y bordea los límites del Código Penal.

Una guerra encaminada a destruir moral y políticamente a los adversarios, valiéndose del esparcimiento de mentiras y rumores infundados, imputaciones deshonrosas y calumnias, todo fruto de elaboradas campañas de desprestigio en las que “todo vale” con tal de lograr sus propósitos y utilizando un ejército de bodegueros prestos a ejecutar todo el siniestro plan, que les funcionó a la perfección frente a Fajardo y Fico Gutiérrez y que pretenden les funcione contra Rodolfo Hernández. Un plan que pone en evidencia también el ofrecimiento de perdón y no extradición a delincuentes, lo que parece encajar como hechos de corrupción al sufragante.

Toda la cúpula de la campaña de Petro, empezando por él y su esposa, quedó registrada en los videos. Aparecen, también, una ex alcaldesa de Bogotá; un Senador experto en cambiar de jefe político y que dejó olvidado en un hotel un maletín lleno de dinero; un político que enfrenta un proceso penal en la Corte Suprema de Justicia; un asesor condenado en Ecuador por corrupción, prófugo de la justicia; otro asesor, exmilitante del grupo terrorista Terra Lliure en España y uno más cuya falta de ética quedó al descubierto (informe de Semana).

La mezcla de personajes constituye todo un coctel explosivo que hizo erupción con la publicación de los videos. El pacto con el diablo, del que Petro se ufanó de tener, verdaderamente existe y es un pacto histórico pues registra reuniones pocas veces vistas en la historia de la humanidad, casi a la manera de un aquelarre, pero no de brujos, sino de personas inescrupulosas a las que no les tiembla la voz y que, lejos de sentir vergüenza alguna, salen a los medios a denunciar supuestos espionajes, cuando se sabe que el único espionaje conocido fue el que se perpetró en la sede de la campaña de Fico Gutiérrez, que la Fiscalía aún no ha esclarecido no obstante la necesidad imperiosa de que se conozca quién lo ordenó.

Los denominados “Petrovideos” no fueron fruto de espionaje, sino de una filtración al parecer de un asistente a las reuniones, que no soportó el asco y la repugnancia que le produjo el siniestro plan.

Lo sucedido es tan grave que amerita una pronta investigación por parte de la Fiscalía General de la Nación para determinar si en esas reuniones se cometió un delito, es decir, para establecer si en los 430 artículos que tiene el Código Penal existe un tipo penal en el que encuadren las conductas que se aprecian en los videos, incluido el concierto para delinquir.

La Fiscalía, muy dada a perfumarse, no actuó de oficio, como era su deber, sino como consecuencia de una denuncia interpuesta por la Red de Veedurías Ciudadanas y debe esclarecer la situación de inmediato, antes de que sea tarde, para determinar si se cometieron hechos punibles, si existe fraude al sufragante, si hay maniobras engañosas para que se vote por un determinado candidato o si hubo injuria o calumnia.

Además, en las redes sociales circulan versiones según las cuales personas inescrupulosas están difundiendo la idea de que, si gana Petro, los arrendatarios dejarán de pagar arriendos y se convertirán en propietarios. La Fiscalía debe actuar para determinar si ello es o no cierto. Asimismo, si existe en ciertas zonas constreñimiento al sufragante, pues también se dice que en ciertas regiones se utilizan armas y amenazas para obtener apoyo y votación en favor de Petro.

Es que no se está solo en presencia de un plan o de un mero intento de minar al adversario, sino de uno que ha tenido cabal desarrollo y que ha venido produciendo efectos, a juzgar por los visibles resultados que hasta ahora se advierten: la quema de Fajardo y la desinflada de Fico Gutiérrez -que lo indujo a presentar denuncia penal-. Un plan que no solo fue diseñado por la cúpula de la campaña, según se aprecia en los videos, sino que fue más allá, que se concretó, pues los rumores y las mentiras fueron esparcidas como el arroz en los casamientos a la salida de la iglesia.

La Fiscalía debe producir resultados y no correr el riesgo de que se le conozca solo por haber esclarecido el crimen atroz de Mauricio Leal.

Debo confesar que me ha sorprendido el silencio del presidente Duque. Comprendo muy bien que puede querer estar haciéndole el quite a cualquier eventual acusación de intervención en política, pero es que lo sucedido no permite agachar la cabeza como si el tema no fuera con él o no revistiera gravedad o no tuviera impacto. Lo menos que puede hacer es pedir a la Fiscalía que se investiguen los hechos publicitados en los “Petrovideos” porque lo que está en juego es ni más ni menos

que la democracia. Y una crítica a actos deleznables no es participación en política.

El país está abocado al peligro de que ascienda al poder un candidato que no comulga con principios morales y éticos y que, por ende, no los practica. Si eso es como candidato, no quiero imaginar cómo sería la conducta que asumiría como presidente, con toda clase de recursos en su favor.

Más allá de escoger entre Rodolfo Hernández y Gustavo Petro, se trata de escoger entre quién une a Colombia y quién la divide. Entre la verdad y la mentira. La rectitud y la manipulación. El estímulo al trabajo honesto y la “democratización” o expropiación de la propiedad. La democracia y el temor de perderla. La libertad y las amenazas. Un juego limpio y uno sucio. Un pasado y presente honrosos y otro que no lo es. Buenas compañías y malas compañías. Como dijo Rodolfo Hernández, entre el manejo de la chequera por él o por el dúo Roy Barreras y Armando Benedetti.

No creo en el voto en blanco. Mi voto será por Rodolfo Hernández. Como dijo Dante Alighieri en La Divina Comedia, “Los confines más oscuros del infierno están reservados para aquellos que eligen mantenerse neutrales en tiempos de crisis moral”. La neutralidad equivale a pusilanimidad, cobardía y traición a principios. Desmond Tutu decía “Quien se declara neutral ante situaciones de injusticia, en realidad ha elegido el bando del opresor”, en este caso, agrego yo, el bando de aquel que violentó la moral y la ética para actuar como todo un sicario moral.

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