La ausencia de ciudadanía nos puede pasar la cuenta

Con los resultados de las últimas encuestas sobre los aspirantes presidenciales, vemos cómo un candidato pica en punta, como lo ha hecho durante los últimos 5 años, en las encuestas, pero aún existe un alto número de votantes que no tienen claridad sobre su voto.

Podemos decir que hay confusión entre los votantes, que las consultas aún no calan, que hay más de veinte candidatos, que los partidos están divididos, que no se necesitan maquinarias, o que no se reciben maquinarias, que las encuestas fallan, etc.

Hay variedad de argumentos y puntos de vista a exponer.

Yo quiero aportar uno adicional para la discusión nacional, y es la ausencia de políticas públicas, con programas que se apliquen desde los territorios, de la larga geografía nacional, sobre construcción de ciudadanía, responsabilidad del ejercicio democrático y derechos asociados con deberes.

Como ya algunos lo han manifestado, en las próximas elecciones está en riesgo no solo nuestra democracia, sino nuestra soberanía de país.

Es urgente que en los colegios, en las familias y en espacios públicos abiertos podamos prepararnos en aspectos asociados a la cívica. Desde el mismo plan nacional de desarrollo urge formular el diseño de formación ciudadana en las instituciones educativas, para garantizar la asignación de recursos, para que los colombianos accedan y se preparen en perspectivas cívicas, en formación ética y confianza, en valores democráticos, igualdad y equidad.

Es grave que fallen las encuestas, pero es demoledor para el país que fallen las reales, en las urnas.

Porque frente al contexto nacional e internacional, nos hemos debilitado desde la institucionalidad, incluyendo la sociedad civil y, cada cuatro años, tenemos en juego la estabilidad democrática en el país.

Para mí, la respuesta está en la ausencia de pedagogía del desarrollo del conocimiento de ciudadanía, y del pensamiento crítico con enfoque de derechos y deberes, frente a las contingencias nacionales e internacionales actuales.

Desde la perspectiva ciudadana, estamos dispuestos a votar simplemente porque el candidato nos cae bien, sin haber revisado previamente su plan de gobierno. Tendremos en cuenta, la experiencia de Estado, gerencial, estratégica para implementar las reformas que garanticen el desarrollo económico, la equidad y la disminución de los altos niveles de desigualdad, sin populismos, sin destrucción de capital social y económico, y sin improvisaciones demagógicas.

Por lo mismo, y a dos meses y medio de elegir a un nuevo presidente en nuestro país, debemos reflexionar desde la responsabilidad ciudadana, independientemente de posiciones mal llamadas de derecha, izquierda o centro, etiquetas en las que personalmente no creo.

Reflexionemos pues, para que en las próximas elecciones, la ausencia de formación en ciudadanía y en valores democráticos no nos pase la cuenta.