Más partidos no es más democracia

Hasta la Constitución de 1991, Colombia fue regida por un bipartidismo cerrado, con poco espacio para fuerzas alternativas. Las historias del MRL, la ANAPO, el Nuevo Liberalismo y la Unión Patriótica, entre otros, fueron la excepción más que la regla.

En la década del 90’ del siglo XX, Colombia se fue para el otro extremo: prácticamente cualquier ciudadano podía constituir un partido político. Las colectividades se volvieron débiles y poco representativas. Muchas eran meras personerías jurídicas de garaje, una simple formalidad para darle avales a los candidatos. Los partidos pasaron del monopolio a la intrascendencia en el juego democrático.

Con las reformas políticas de los año 2003, 2009 y 2015, Colombia racionalizó su sistema de partidos. Si una colectividad quería existir legalmente, tenía que sacar un umbral mínimo de votación cada cuatro años, o elegir congresistas en las circunscripciones indígenas o afro. Seguíamos lejos del mundo ideal, pero los ciudadanos escogían entre 10 y 15 partidos a la hora de votar. Y solo estas instituciones podían postular candidatos, obtener financiación estatal y acceder gratuitamente a los medios de comunicación.

Pero de repente, pasamos a tener 35 partidos políticos y con tendencia al alza. Ninguna democracia seria funciona así. Es imposible que un ciudadano pueda escoger de manera informada entre tantas opciones. Tampoco puede haber diferencias ideológicas claras entre un número tan alto de alternativas.

¿Qué fue lo que pasó?

• Algunos aprovecharon la figura de la escisión de los partidos, que, a falta de reglamentación, permite que una organización con personería jurídica se fragmente en varias más con igual estatus.
• El Consejo de Estado y la Corte Constitucional remitieron sentencias revocando decisiones previas del Consejo Nacional Electoral y reconociendo la personería jurídica de partidos que fueron víctimas de hechos violentos en el pasado. El Nuevo Liberalismo y la Unión Patriótica son los casos más visibles, pero varios partidos más han regresado a la vida por ese camino.
• También por vía jurisprudencial se revivió la personería jurídica de los grupos políticos que surgieron de los acuerdos de paz del año 1990 y alrededores.
• La Corte Constitucional reconoció la personería jurídica a Colombia Humana, por el hecho de haber respaldado la aspiración del 2º candidato más votado a la Presidencia de la República en 2018 (Gustavo Petro). Por la misma vía, la Liga de Gobernantes Anticorrupción (Rodolfo Hernández) también estrena vida legal.
• El Acuerdo de Paz, que está incorporado al marco jurídico colombiano, se comprometió a eliminar las barreras formales para la participación democrática de distintas organizaciones políticas.

Fruto de este coctel jurídico, hoy tenemos 35 partidos con personería jurídica. No niego la legitimidad de varias de las colectividades beneficiadas por estos hechos, pero el panorama general es alarmante. Hay muchos más partidos, pero no más democracia, sino más dispersión y menor responsabilidad institucional.

¿Qué hacer entonces?

No hay nada qué hacer para las elecciones de 2023, en las cuales presenciaremos una atomización absoluta, entre la larga romería de partidos que ya existen y el desteñido mecanismo de los movimientos constituidos por firmas.

Tocará esperar a que las elecciones de Congreso de 2026, que son aquellas en las cuales aplican las reglas de umbral para otorgar y conservar personerías jurídicas, sirvan para depurar y racionalizar la política partidista colombiana. Y por otro lado, ojalá el Congreso pusiera en cintura la figura de las coaliciones, que hoy le permite a un conjunto de partidos agruparse en una elección, sacar un solo umbral entre todos y, luego, quedar cada uno con personería jurídica individual.

Es hora de pararle bolas a este tema, que ya se salió de cauce. Más partidos no es más democracia, sino todo lo contrario.

Director ejecutivo de Alianza In
@lopezjosedaniel