¿Mito o peligro? La verdad sobre beber agua fría tras exponerse al calor intenso
El alivio de un vaso de agua helada después de sentir los efectos del calor puede ser inmenso, pero ¿esconde algún riesgo para su cuerpo?
Noticias RCN
09:46 p. m.
La creencia popular advierte sobre los peligros de beber agua extremadamente fría justo después de una exposición prolongada al calor intenso o de haber realizado actividad física extenuante.
Desde calambres estomacales hasta impactos más graves en la salud, los mitos alrededor de esta práctica son variados.
Sin embargo, ¿qué dice la ciencia al respecto? Es crucial desmitificar esta idea y entender cómo el cuerpo reacciona a los cambios bruscos de temperatura, especialmente en el contexto de la hidratación.
Cuando el cuerpo se expone al calor, ya sea ambiental o generado por el ejercicio, la temperatura interna se eleva.
El sudor es el mecanismo natural para regularla, y la rehidratación se vuelve fundamental. La intuición podría sugerir que un líquido helado es la solución ideal para un enfriamiento rápido, pero la fisiología humana es más compleja.
¿Cómo reacciona el cuerpo de las personas al ingerir agua fría tras el calor?
Al ingerir agua fría después de una exposición al calor, el cuerpo de las personas experimenta diversas reacciones.
Contrario a la creencia de un "shock" peligroso para órganos vitales, la evidencia científica sugiere un panorama más matizado.
Según un estudio publicado en el Journal of the International Society of Sports Nutrition, la ingestión de bebidas frías durante o después del ejercicio ayuda a reducir la temperatura corporal central de manera más eficiente que las bebidas a temperatura ambiente.
Esta reducción rápida de la temperatura puede ser beneficiosa, especialmente en entornos calurosos, ayudando a prevenir el golpe de calor y a mejorar el rendimiento.
Sin embargo, hay que considerar la sensibilidad individual. Algunas personas pueden experimentar una vasoconstricción temporal en los vasos sanguíneos del tracto digestivo debido al frío extremo, lo que podría, en teoría, generar espasmos o molestias abdominales, aunque esto es generalmente transitorio y no representa un riesgo grave para la mayoría.
La Academia Nacional de Ciencias, Ingeniería y Medicina de Estados Unidos recomienda que la temperatura óptima de las bebidas para la rehidratación esté entre los 15°C y 22°C (59°F a 72°F) para fomentar un mayor consumo, aunque no desaconseja explícitamente las bebidas más frías.
¿Cuándo deben las personas evitar el agua helada o buscar consejo profesional?
Si bien para la mayoría de las personas sanas beber agua fría después del calor no representa un peligro, existen excepciones y situaciones en las que se debe tener precaución o buscar consejo profesional.
Aquellos con condiciones cardíacas preexistentes o problemas de salud que afecten la regulación térmica del cuerpo podrían ser más sensibles a los cambios bruscos de temperatura.
Por ejemplo, en casos muy raros, la ingesta masiva y muy rápida de líquidos extremadamente fríos en personas con ciertas arritmias podría, hipotéticamente, desencadenar una respuesta vagal, aunque esto es anecdótico en contextos de salud pública general.
Además, si la persona experimenta síntomas como dolor de cabeza intenso, mareos, náuseas, calambres estomacales severos o cualquier otra reacción adversa inusual después de beber agua fría tras la exposición al calor, debe consultar a un médico.
Estos síntomas podrían indicar una deshidratación subyacente más grave o una condición médica no relacionada con la temperatura del agua. En general, la moderación y la escucha al propio cuerpo son las mejores guías para una hidratación segura y efectiva en cualquier circunstancia.


