¿Te sobra tiempo en el aeropuerto? Así puedes convertirlo en pasajes gratis, millas y noches de hotel
Vea los beneficios que puedes obtener por ceder su asiento de avión. ¿Lo sabías? Es legal.

Noticias RCN
11:09 a. m.
Todo comienza con un anuncio en altavoz: “estamos buscando voluntarios que quieran ceder su asiento en este vuelo a cambio de una compensación”.
En medio del caos de los aeropuertos, esta frase puede pasar desapercibida. Pero para algunos pasajeros atentos, y sin afán, es una oportunidad inesperada que puede convertirse en una historia para contar.
¿Cómo funciona la denegación de embarque voluntaria?
Esta práctica, conocida como denegación de embarque voluntaria, se presenta cuando una aerolínea vende más tiquetes de los que realmente hay disponibles. Aunque suene a problema, muchas veces es una bendición.
Si no tienes una conexión inmediata ni un compromiso urgente, puedes ofrecer tu puesto y esperar el siguiente vuelo sin costo adicional. ¿La recompensa? Desde tiquetes gratis y millas acumulables hasta bonos de viaje, una comida especial y noches de hotel.
En una ocasión registrada en Panamá, Juan José González, periodista, estuvo a punto de aceptar una de estas ofertas, pero finalmente no pudo hacerlo. Aun así, conocía perfectamente que se trataba de un ofrecimiento legítimo de la aerolínea y de un procedimiento totalmente normal y legal.
En ese caso específico, la compensación por ceder su puesto a otro pasajero incluía una cena en un restaurante con vista al Canal de Panamá, hospedaje, transporte y la reubicación en otro vuelo al día siguiente sin ningún costo. Este tipo de propuestas reflejan lo atractivas que pueden llegar a ser para quienes tienen flexibilidad y no viajan con urgencia.
Más beneficios por ceder tu puesto
Además, ceder tu asiento te permite recuperar algo que usualmente perdemos al viajar: tiempo. Tiempo para leer un libro pendiente, ver una película sin interrupciones, responder correos que siempre pospones o simplemente descansar sin presión.
Algunos viajeros incluso aprovechan el retraso inesperado para explorar una nueva ciudad durante la escala o recibir una mejora en la clase del nuevo vuelo.
La espera no tiene por qué ser un castigo; con la mentalidad adecuada, puede convertirse en un pequeño premio. Lo importante es entender que el viaje no siempre empieza cuando subes al avión: a veces, empieza cuando decides quedarte en tierra un rato más.
Más allá del beneficio económico, lo que realmente hace poderosa esta decisión es el impacto humano. En ese mismo vuelo sobrevendido podría estar alguien con una urgencia real: una operación familiar, un funeral, una entrevista de trabajo inaplazable. Ceder tu asiento puede permitirle llegar a tiempo y resolver algo importante. En otras palabras, puedes transformar un simple gesto en un acto de generosidad inesperada.
Los aeropuertos están llenos de historias. Algunas se escriben con prisa; otras, con paciencia y empatía. Así que la próxima vez que escuches ese anuncio, detente un momento y hazte esta pregunta: “¿Y si hoy no tengo afán, pero alguien más sí?”