Santa Marta y sus 500 años de historia: naturaleza, cultura y raíces ancestrales
Conozca Santa Marta en sus 500 años de historia a través de un turismo auténtico que conecta naturaleza, culturas ancestrales y memoria histórica, más allá de la playa y el mar.
Noticias RCN
11:26 a. m.
Santa Marta, la ciudad más antigua de Colombia, cumplió 500 años reafirmando una identidad que va mucho más allá del turismo tradicional.
Aunque durante décadas ha sido reconocida por sus playas y su clima caribeño, el territorio samario guarda una riqueza natural, cultural e histórica que ofrece experiencias profundas y transformadoras, donde el mar es apenas el punto de partida.
El turismo en Santa Marta se sostiene sobre una condición única: en pocos kilómetros conviven distintos ecosistemas, climas y expresiones culturales.
Desde el litoral hasta las estribaciones de la Sierra Nevada, el paisaje cambia radicalmente y permite transitar por bosques, cascadas, senderos ecológicos y territorios ancestrales, sin perder la conexión con la historia que marcó a la ciudad desde su fundación.
Naturaleza, biodiversidad y experiencias responsables
Más allá del descanso, el mar samario también se presenta como un escenario de aprendizaje y conservación.
Espacios como el acuario de Santa Marta promueven el turismo educativo a través de exhibiciones enfocadas en la biodiversidad marina y el cuidado de los ecosistemas del Caribe. Estas experiencias buscan generar conciencia ambiental y ampliar la mirada del visitante frente al entorno natural.
Greyci Puello, experta en turismo local, resalta que “Santa Marta tiene la ventaja de que a solo 30 minutos se encuentran otros climas y tipos de bosque, derivados de la Sierra Nevada, con pisos térmicos, cascadas y senderos, además de la posibilidad de compartir con las comunidades indígenas”.
Esta diversidad convierte al destino en un territorio ideal para el turismo sostenible y de naturaleza.
La Sierra Nevada y el contraste territorial
El ascenso hacia la Sierra Nevada permite descubrir lugares como Minca, donde el clima fresco, el agua que desciende de las montañas y la vegetación espesa evidencian el contraste con la zona costera.
Sebastián, guía local, explica que “el agua viene directamente de la Sierra Nevada, es helada y el clima es totalmente distinto al de Santa Marta”.
En esa misma ruta aparece el Laberinto de Macondo, un espacio natural que rinde homenaje al realismo mágico y a la obra de Gabriel García Márquez.
“Es el primer laberinto natural de Colombia, inspirado en Cien Años de Soledad, con estaciones que hablan de la región Caribe, la cultura costeña y la literatura”, señala Cindy Solano, administradora.
Allí, naturaleza y cultura se entrelazan para ofrecer una experiencia distinta, enfocada en la contemplación y la conexión.
Culturas vivas y turismo con respeto
Uno de los pilares del otro turismo en Santa Marta es el encuentro con las comunidades indígenas. Pueblos como los arhuacos, koguis, wiwas y kankuamos mantienen una relación espiritual con la Sierra Nevada y protegen el equilibrio del territorio.
En espacios como Katanzama, el turismo se plantea desde el respeto y el aprendizaje.
Andalicia, líder e integrante de la comunidad indígena, advierte que “el turismo debe tener control, porque si se desordena se puede perder la cultura. Aquí se vive de la naturaleza”.
En la misma línea, Greyci Puello destaca que “las culturas están vivas y el visitante puede aprender del tejido, del pagamento a la tierra y de su protección espiritual”.
Historia que dialoga con el presente
La Quinta de San Pedro Alejandrino, último lugar donde estuvo Simón Bolívar, reúne memoria, arquitectura y naturaleza.
Nubia, guía del lugar, explica que “aquí se unen el museo bolivariano, el jardín botánico y la tranquilidad de un espacio que guarda parte fundamental de la historia del país”.
A 500 años de su fundación, Santa Marta se consolida como un destino que invita a mirar más allá de la postal. Un territorio donde la naturaleza, la cultura y la historia dialogan para ofrecer un turismo consciente, diverso y profundamente humano.



