Monserrate prepara protocolos de bioseguridad para poder reabrir

La Basílica del Señor Caído de Monserrate ha sido lugar de peregrinación desde la época de la colonia, sin embargo, el covid-19 logró que, por primera vez en su historia, este atractivo natural, religioso y gastronómico quedara aislado y sin acceso. 

El sendero peatonal está cerrado mientras que el teleférico y funicular fueron suspendidos, por ello la empresa S.A. ha presentado al Distrito protocolos de bioseguridad para que los turistas y devotos regresen.

Algunas de las medidas serían:

• Compra de tiquetes por internet
• Durante el día solo 150 personas podrán ascender mediante las cabinas suspendidas por un cable o deslizadas por un ferrocarril.
• Señalización por todo el cerro recordando las medidas establecidas de distanciamiento social 
• Canecas destinadas únicamente para los desechos de tapabocas guantes y elementos de bioseguridad.

“Tenemos contemplada la venta de tiquetes por internet donde las personas puedan programar su visita por fecha y hora. La idea es poder controlar el aforo y el distanciamiento social teniendo en cuenta que los equipos van a transportar únicamente 30% de su capacidad total”, indicó Alexandra Moreno, directora de mercadeo de Monserrate S.A. 

Entre tanto, los tres elegantes restaurantes instalados en el punto más alto de Bogotá han tenido que ingeniárselas para sobrevivir de los domicilios.

Llegaron a acuerdos con la empresa administradora del teleférico y el funicular, para que sean transportados exclusivamente para despachar los pedidos, un costo muy alto al que han tenido que ceder.

Pero mientras Monserrate está vacío a la fuerza, la naturaleza que rodea este santuario se ha tomado un respiro y ha reverdecido.

“Hemos visto especies de aves y mamíferos que no se veían hace mucho tiempo como la musaraña de Thomas, el camaleón andino y el colibrí Heliodoro, entre otras especies”, indicó Moreno.

Y aunque las pérdidas durante la cuarentena, para dos de los tres modos de transporte para llegar a Monserrate, superan los 600 millones de pesos, la empresa que los administra asegura que mantiene al 93 % de sus empleados y promete que la decoración que es instalada al finalizar el año, no se apagará pese a la onerosa inversión que ella implica.