La historia de cómo el ministro de Justicia conquistó a su esposo

El nuevo gabinete de ministros de Gustavo Petro sigue dando a conocer historias, a nivel personal, bastante particulares y en este caso, Néstor Osuna Patiño, encargado del Ministerio de Justicia, ha relatado cuán difícil fue para él decirle a todo el mundo que es homosexual, en otras palabras, “salir del clóset” y casarse con un presentador de la televisión colombiana.

Gustavo Petro designó, en los últimos días previos a la posesión presidencial, a Néstor Osuna como su ministro de Justicia. El abogado de 60 años cuenta con amplia trayectoria en la rama judicial del país. Es profesor universitario, además, ocupó cargos en la Cámara de Comercio, fue magistrado del Consejo Superior de la Judicatura y también exconjuez de la Corte Constitucional.

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En entrevista con El Tiempo, Osuna habló de su vida personal y uno de los temas primordiales fue su homosexualidad y qué tuvo que ocurrir para que decidiera salir del clóset. A día de hoy se encuentra casado con un presentador de televisión y aseguró que no pretende tener hijos.

Su pareja actual es Mauricio Arroyave, un presentador de televisión, con quien tiene siete gatos, pero no pretende adoptar niños.

Homosexualidad

Respecto a quién enamoró a quién, el ministro de Justicia no tuvo problemas en aceptar que al ver a su esposo en televisión fue algo que sin lugar a dudas lo cautivó.

“Él a mí, porque lo veía en televisión, presentando el noticiero CM&, y decía “¡guau, qué tipazo!” Cuando nos conocimos, él tenía novio y me tocó aplicar una sólida estrategia de conquista”, indicó.

Siempre quiso conocerlo y fue en un evento de la Universidad del Externado en donde pudo contactarlo y tomar su primer café junto a él.

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“Cuando se celebraban los 15 años de la Constitución, el Externado quería hacer un evento con presencia del expresidente César Gaviria. Como yo dirigía el área de derecho constitucional, el rector, Fernando Hinestrosa, me dijo que viniendo un expresidente necesitábamos alguien de postín que presentara. Por pura coincidencia me sugirió que buscara a Mauricio Arroyave, que lo hacía muy bien, y si no, a Judith Sarmiento, que solía colaborarnos en estas cosas. Lo ubiqué, conversamos, nos tomamos un café y ahí comenzó nuestra historia. ¡Esta relación también es hija de la Constitución!”, dijo.

Tras su encuentro en el evento, el cual señaló que había mucha gente y no pudo hacer mucho para llamar su atención, Mauricio lo contactó por un problema que tenía uno de sus amigos y ahí fue comenzando la atracción de ambos.

“Él me llama a hacerme una consulta del seguro para un amigo común que había tenido un accidente automovilístico. Y nos fuimos haciendo cada vez más cercanos, aunque fue difícil porque, aparte del accidentado, no compartíamos un grupo de amistades. No existía esa excusa de la fiesta de fulano o el cumpleaños de zutana”.

Un par de meses después de estar saliendo tuve un viaje. Como iba a estar una semana fuera de Bogotá le mandé unas flores, y ese fue el momento en que quedó claro lo que teníamos. Supimos que la relación iba para largo. Nos conocimos ya grandecitos, hace 16 años, y tengo 58; él es dos años menor que yo. En esa época no había la posibilidad legal de casarnos, pero al año de salir nos fuimos a vivir juntos y cuando se pudo, nos casamos.

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El nuevo ministro de Justicia finalmente se refirió al difícil problema que tienen las personas homosexuales para confirmar sus gustos, especialmente frente a sus familias, y reveló el momento en el que decidió “salir del clóset”.

“Horroroso. Cuando era niño, eso era casi como un delito. Asumo que mi mamá se dio cuenta desde el parto que yo era homosexual, pero del asunto no se hablaba y ella se ponía nerviosa cuando comenzaba a tener una especial cercanía con algún amigo del colegio. No me dejaba ir a la casa de él y se las arreglaba para que las reuniones fueran en grupo o en nuestra casa. Podía perder materias o volarme del colegio, pero lo realmente grave era este asunto. Incluso cuando entré al Externado seguía siendo un tema nada fácil, algo oculto, clandestino”, manifestó.

Fue fuera del país en donde reafirmó sus gustos y desde ese entonces no tiene ningún problema con decirle a las personas que le atraen personas de su mismo sexo: “Cuando estudié en México, año 1987, ya abogado, becado en investigaciones jurídicas por la Universidad Nacional Autónoma de México, la UNAM. Lejos de la presión familiar, por primera vez fui a bares y fiestas gay. Me prometí nunca volver a entrar al clóset. Es terrible, es una situación de angustia permanente, de deterioro de la autoestima. Eso destruye al ser humano. El mundo fuera del clóset es bello, libre”, concluyó.

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