Grave panorama de deserción escolar en Arauca por enfrentamientos entre grupos armados
En Puerto Rondón, epicentro del conflicto armado en Arauca, los niños enfrentan desplazamiento, pérdida de familiares y obstáculos en su educación debido a la violencia.
Noticias RCN
05:04 p. m.
En el corazón del conflicto armado en Arauca, el municipio de Puerto Rondón se erige como un testigo silencioso de la violencia que azota la región.
Grave panorama de deserción escolar el Arauca
El parque principal, que debería ser un punto de encuentro y esparcimiento, está completamente vacío, reflejando la tensa calma que se respira en el aire.
A pocos kilómetros, los campamentos de las disidencias de las Farc y los enfrentamientos con el ELN marcan el ritmo de la vida cotidiana.
La situación es particularmente devastadora para los niños, quienes se han convertido en las víctimas más vulnerables de este conflicto.
En las aulas de clase, los docentes se enfrentan a la dolorosa tarea de comunicar a sus alumnos la pérdida de sus padres debido a la violencia.
“Tenemos que ir a las aulas a elegir un estudiante para decirle que acaban de asesinar a su papá o que acaban de asesinar a su mamá”, aseguró un educador.
El desplazamiento forzado es otra consecuencia directa del conflicto. Familias enteras se ven obligadas a abandonar sus hogares, llevando consigo solo lo esencial y la esperanza de un futuro mejor para sus hijos.
Sin embargo, el impacto en la educación es significativo. “En esos dos años, para ellos fue duro, los niños tenían diferentes comportamientos, y debido a eso perdieron el año”, agregó una madre de familia refugiada en un asentamiento.
Guerra entre el ELN y Disidencias Farc tienen atemorizada a la población
En municipios como Tame y Puerto Rondón, casi el 50% de los estudiantes son víctimas del conflicto armado.
“Un ejemplo es que en la institución educativa Inocencio Chincá, con más de 1.600 estudiantes, más del 40% están registrados como víctimas de conflicto armado”, añadió el docente.
A pesar de las adversidades, los niños araucanos mantienen viva la esperanza. Su único deseo es poder estudiar en paz y perseguir sus sueños sin el temor constante a la violencia. Sin embargo, la realidad es que las balas han silenciado durante años sus voces y aspiraciones.
El futuro de estos niños, y por ende el futuro de la región, depende en gran medida de la capacidad del Estado y la sociedad para poner fin al conflicto y brindar oportunidades reales de crecimiento y desarrollo.