¿Cuáles son los riesgos de aumentar dos cifras al salario mínimo en 2026 como propone el Gobierno?
De no llegar a un acuerdo antes del 16 de diciembre, el salario mínimo para 2026 se anunciará por decreto, como en los últimos dos años.
Noticias RCN
06:41 p. m.
La propuesta de un aumento de dos dígitos en el salario mínimo para el 2026 mantiene preocupados a los empresarios, pero también debería preocupar a los trabajadores, sobre todo a los que intentan conseguir un empleo formal, de acuerdo con la Fundación para la Educación Superior y el Desarrollo (Fedesarrollo).
Desde la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) llegaron a proponer un incremento del 15% y el Gobierno, aunque no de manera formal, ha llegado a hablar de un aumento del 11%.
En la primera ronda de diálogo entre los gremios empresariales, sindicatos y el Gobierno Nacional, realizada este lunes, 1 de diciembre, se presentó la cifra de productividad: 0,9%, que el Dane reveló la semana pasada.
¿Cómo debería definirse el aumento al salario mínimo?
La teoría sugiere que el incremento del salario mínimo debe ser la inflación anual (5,5 de momento), más la cifra de productividad (0,9%), pero los sindicatos se opusieron y, en su lugar, presentarán una nueva propuesta el martes 9 de diciembre.
Sin embargo, el ministro de Trabajo, Antonio Sanguino, advirtió que se buscará “un consenso hasta el día 16 de diciembre sobre el incremento del salario mínimo que deberá regir a partir del 1 de enero del 2026. El incremento del salario mínimo es un asunto vital para la vida de los trabajadores y trabajadoras de Colombia. Por lo menos 12 millones de trabajadores devengan hasta un salario mínimo”.
De no llegar a un acuerdo en la mesa de concertación antes de este día, el Gobierno decretará el incremento del salario mínimo, como ha sucedido los dos últimos años.
¿Por qué un aumento de dos cifras es un riesgo para los trabajadores?
El presidente de Fedesarrollo, Luis Fernando Mejía, insistió en declaraciones entregadas a Noticias RCN en aplicar la fórmula que se indica desde la teoría:
“Hay dos elementos fundamentales que hay que considerar en la discusión del salario mínimo: 1. La evolución de la inflación que, con corte a octubre era del 5,5%, y la expectativa al cierre del 2025 es de 5,2% y 2. La productividad laboral. El Dane reveló que el crecimiento de la productividad por persona empleada cayó el 0,32% y el crecimiento total de la productividad fue del 0,9%”.
En concreto, “un rango técnicamente deseable del aumento del salario mínimo sería del 6% al 6,5%; lo que permitiría que los trabajadores que ganan un salario mínimo mantengan su poder de compra, sin perjudicar la generación de empleo formal”.
De aumentar más de lo debido, las consecuencias, al igual que este año, empezarían a verse, sobre todo entre desempleados: “El salario para el 2025, incluyendo el subsidio de transporte, subió un 11%, generando presiones al alza en la inflación y un cambio en la composición de la generación de empleo formal”, que pasó de un 85% de generación de empleo formal y 15% de generación de empleo informal a un 60% de generación de empleo informal y 40% de generación de empleo formal. “Hay que evitar repetir este mismo error”, insiste Mejía. En su lugar:
“Hay que tener una actitud de apertura al diálogo, es una mesa de concertación y no se debe cerrar la puerta a llegar a un consenso. Los empresarios llegarán con cifras relativamente bajas y los trabajadores, en cabeza de los sindicatos, pedirán un aumento de dos dígitos. El rol del Gobierno va a ser muy importante como árbitro. Debe acercar las posiciones, permitir balancear dos objetivos fundamentales, garantizar el poder de compra de los trabajadores formales sin perjudicar a quienes no lo tienen”.

