Anestesista francés es condenado a cadena perpetua por envenenar a 30 pacientes
La justicia determinó que el médico provocó paros cardíacos en cirugías para afectar a sus colegas; 12 personas murieron, entre ellas un niño de cuatro años.
AFP
06:34 a. m.
La justicia francesa condenó este jueves a cadena perpetua al anestesista Frédéric Péchier, de 53 años, hallado culpable de envenenar a 30 pacientes en dos clínicas de la ciudad de Besanzón, en el este de Francia. Doce de las víctimas fallecieron tras sufrir paros cardíacos en circunstancias consideradas altamente sospechosas por el tribunal.
Péchier trabajó como anestesista entre 2008 y 2017, periodo en el que se registraron múltiples emergencias médicas durante intervenciones quirúrgicas de rutina. La víctima más joven tenía cuatro años y murió durante una cirugía de amígdalas; la de mayor edad, 89 años.
Durante la lectura del fallo, la presidenta del tribunal de Besanzón, Delphine Thibierge, ordenó su encarcelamiento inmediato. El acusado, que había comparecido en libertad durante los más de tres meses de juicio, escuchó la sentencia sin mostrar reacción. Parte de su familia, que siempre sostuvo su inocencia, abandonó la sala entre lágrimas tras conocerse los veredictos de culpabilidad.
“Utilizó la medicina para matar”
El tribunal acogió la solicitud de la fiscalía, que calificó a Péchier como “uno de los mayores criminales de la historia” por “utilizar la medicina para matar”. Además de la cadena perpetua, se le impuso un periodo mínimo de 22 años antes de poder solicitar libertad condicional.
Según la acusación, el anestesista contaminó bolsas de perfusión con sustancias como potasio, anestésicos locales, adrenalina e incluso heparina, con el fin de provocar paros cardíacos o hemorragias en pacientes atendidos por otros médicos. El objetivo habría sido desacreditar a sus colegas, afectarlos psicológicamente y ejercer una forma de poder dentro del entorno hospitalario.
Péchier negó los cargos hasta el final. En su última intervención ante el tribunal reiteró: “No soy un envenenador”. No obstante, la justicia consideró probada su responsabilidad penal. Sus abogados anunciaron que apelarán la sentencia.
El caso ha sacudido profundamente al sistema de salud francés y se conoce meses después de otro escándalo judicial, la condena a 20 años de prisión del excirujano Joël Le Scouarnec por abusos sexuales contra casi 300 pacientes, en su mayoría menores, lo que reavivó el debate sobre los controles y la vigilancia dentro del sistema sanitario del país.

