Mujer que fue descubierta por ‘kiss cam’ de Coldplay "siendo infiel" denuncia amenazas en su contra
En algún momento llegó a recibir 600 llamadas de odio por día. Sus hijos temen que los vean juntos en la calle.
Noticias RCN
07:42 p. m.
Por primera vez, desde que fue descubierta en una situación romántica junto a su jefe por la ‘kiss cam’ del concierto de Coldplay, en el Gillette Stadium, de Massachusetts, Kristin Cabot habló con los medios de comunicación para exponer las cerca de 60 amenazas, incluso, de muerte, que ha recibido desde el 16 de julio (2025), día en el que se realizó el evento.
Tras el incidente, que se hizo viral en las redes sociales, renunció a la tecnología Astronomer, de la que era jefa de recursos humanos, luego de que su acompañante, el CEO de la compañía, Andy Byron, se apartara de su cargo.
Sin embargo, fue solo el inicio de un tormento, que la ha apartado, incluso, de sus hijos. Según dijo al diario británico The Times: "Están enfadados conmigo. Y pueden estar enojados conmigo por el resto de sus vidas, tengo que aceptar eso".
¿Qué sucedió la noche del concierto?
En medio del espectáculo, Cabot fue enfocada mientras su jefe la abrazaba por la espalda, con una sonrisa en el rostro. Contrario a Byron, la empresaria estaba separada de su esposo —que, de igual manera, asistió al concierto— pero su reacción incómoda generó sospechas, entre el público y la banda.
Al verlos, el cantante Chris Martin dijo a manera de broma: "O están teniendo un romance o simplemente son muy tímidos". Cabot admitió estar enamorada de su antiguo jefe, pero insiste en que no pasó nada, más allá de un abrazo: "Tomé una mala decisión y tomé un par de High Noons (bebida alcohólica), bailé y actué de manera inapropiada".
Al finalizar el concierto y convertirse en meme, "asumí la responsabilidad y renuncié a mi carrera por eso. Fui la gerente de recursos humanos más difamada en la historia de los recursos humanos", lamentó.
Su familia ha sido acosada desde entonces:
Al quedarse sin trabajo y terminar su relación con Byron, Cabot entendió una cosa: "No se acabó para mí, ni se acabó para mis hijos. El acoso no ha terminado".
Sus datos personales, como número de teléfono y dirección fueron divulgados en redes (doxxing). Llegó a recibir más de 600 llamadas por día y la prensa se mantenía día y noche a las afueras de su casa.
Pero lo más triste fue que la mayoría de amenazas y comentarios de odio provenían de otras mujeres: "Creo que, como mujer, como siempre sucede con nosotras, fui quien recibió la mayor parte del abuso. La gente decía cosas como que era una 'cazafortunas' o que 'llegué a la cima durmiendo con alguien', lo cual no podría estar más lejos de la realidad (…) Trabajé tan duro para disipar eso toda mi vida y aquí me acusaban de ello".
Cabot teme por la seguridad de sus hijos. Ha empezado a retomar su vida lentamente, pero conseguir un trabajo se ha vuelto imposible. Se siente culpable por lo ocurrido, pero, en definitiva, culpa a la cultura de la cancelación.

