Y ahora la pandemia del pesimismo…

Después de dos años de pandemia, que aún no acaba, es normal que las sociedades queden afectadas con no solo efectos económicos, políticos, sociológicos sino psicológicos.

En Colombia estamos pasando por una ola de pesimismo, la cual creo firmemente que es eso una ola, que como sube también bajará. Muchos elementos se unen para que el ambiente en el país sea de pesimismo y desilusión: las elecciones traen incertidumbre y tal vez como nunca, tenemos un ambiente electoral profundamente dividido y agresivo. El costo de vida es preocupante, pues sigue al alza y según el DANE en enero la inflación fue de 1,67%, lo cual es superior al 0,41% observado en el mismo periodo del año pasado.

La corrupción pareciera estar en su “mejor momento”, a diario aparecen escándalos en casi todas las instituciones públicas y los informes permanentes nos recuerdan que la corrupción está también en muchas esferas de la sociedad. Hay un miedo generalizado porque Petro gane porque cumpla las barbaridades que dice en su campaña y para sus seguidores el miedo es que no gane y que el país siga en lo mismo que ha estado.

Sumado a esto hemos visto el rápido declive de la moralidad de nuestro país y, lo que es peor, no está en vías de cambiar pronto. El politólogo Francis Wilson alertó sobre el aumento del pesimismo en 1945 diciendo que particularmente el pesimismo político es un estado de condiciones bajo las cuales el progreso es imposible.

Es principalmente un producto de la tensión en el sistema social y la inseguridad en el individuo. Pero el pesimismo suele ser de naturaleza particular; es la negación del sueño del otro de un mundo feliz". Y aquí mismo se identifica nuestra enfermedad como sociedad pero también el remedio: en la medida en que dejemos nuestro individualismo,el egoísmo

y la desunión, podremos comenzar a derrotar la ola pesimista actual teniendo proyectos comunes y públicos que nos unan a todos. Podemos empezar por dejar la crítica aguda, el juicio, la burla y ponerle un toque de optimismo a acciones grandes o pequeñas con las que nos encontremos día a día.

Ya casi superada la pandemia del coronavirus, ahora es necesario no dejarnos ganar de la pandemia del pesimismo. Solo así lograremos evitar caer en la sociedad pesimista, en donde se asume que la mediocridad y el fracaso relativo, son la norma.