Los más de 60 días que estremecieron a Colombia tras el ataque a Miguel Uribe
Así fue el minuto a minuto de lo que vivió el senador Miguel Uribe desde su discurso en el parque en Fontibón hasta que se comunicó su muerte.
Noticias RCN
05:14 a. m.
El 7 de junio de 2025, el parque El Golfito, en el occidente de Bogotá, era escenario de una jornada política más. Miguel Uribe Turbay, senador y precandidato presidencial, hablaba con vecinos, rodeado de cámaras, seguridad y seguidores. A las 4:11 p. m., seis disparos rompieron la escena. Lo que siguió fue una carrera contrarreloj entre la vida y la muerte.
La primera noche: el país en vilo
En los minutos posteriores al atentado, Uribe fue trasladado al centro médico de Fontibón. Iba inconsciente. El equipo médico logró estabilizarlo solo lo justo para permitir un traslado más delicado: a la Fundación Santa Fe, al otro extremo de la ciudad. Bogotá entera se detuvo por horas. Las redes ardieron. En medio de rumores, la palabra “neurocirugía” apareció por primera vez en los partes médicos.
Un diagnóstico que no mejora
Para el 8 de junio, el parte oficial confirmó lo que muchos temían: el daño era extenso. Las balas habían comprometido zonas neurológicas clave. Se había contenido el sangrado, pero el edema cerebral crecía. Una segunda intervención en el muslo evitó una hemorragia fatal. Uribe entró a UCI. No volvió a hablar. Tampoco a abrir los ojos.
La cara del atacante y las sombras detrás
Mientras el senador luchaba por su vida, el país buscaba respuestas. El atacante, un joven de 14 años, fue detenido poco después del crimen, herido y acorralado por escoltas. Su identidad se mantuvo reservada, pero la historia detrás empezaba a salir a la luz: vivía con sus tíos en Engativá, sin madre y con un padre ausente. Dijo una frase que estremeció a las autoridades: “Fue el man de la olla, yo digo quién fue”.
Los investigadores encontraron que la Glock utilizada en el crimen había sido vendida legalmente en Arizona en 2020. Y que el adolescente no actuó solo. Al menos cinco personas más, con roles bien definidos —motos, vigilancia, entrega de armas— participaron.
Una red criminal, dos capturas y una hipótesis incompleta
La Fiscalía avanzó con rapidez. El 12 de junio fue judicializado Carlos Eduardo Mora González. Dos días después, cayó en Florencia una joven de 19 años, señalada de haber entregado el arma al menor. Los cargos incluían tentativa de homicidio agravado y uso de menores. La estructura parecía compleja. Se hablaba de pagos de hasta 20 millones de pesos. Sin embargo, las preguntas sobre el autor intelectual seguían abiertas.
Los días de esperanza, los días de espera
Del 10 al 14 de junio, los boletines médicos jugaron con las palabras: “leve mejoría”, “tendencia a la estabilización”, “respuesta mínima al tratamiento”. Una reducción en la presión intracraneana trajo algo de esperanza. Pero esa ilusión duró poco. El lunes 16, por la mañana, Uribe fue llevado de nuevo a quirófano: un sangrado intracerebral agudo comprometía su cerebro. Al mediodía, el hospital informó que la condición era “extremadamente crítica”.
Un país que contenía la respiración
Este 11 de agosto de 2025 se anunció la muerte de Miguel Uribe Turbay, esto desde un sentido comunicado que realizó su esposa María Claudia Tarazona, quien expresó: "Siempre serás el amor de mi vida".
El día 9 de agosto, por medio de un comunicado de prensa, la Fundación Santa Fe, había asegurado que estado del precandidato presidencial volvía a ser crítico por una hemorragia, lo que desencadenaría en su muerte dos días más tarde.
Lo que deja el crimen
La Fiscalía continúa buscando a los autores intelectuales. Aún no se sabe quién es "El Negro" o "El Costeño", supuestos responsables de la operación. Tampoco hay claridad sobre el móvil político o económico del crimen.
Lo que sí se sabe es que, en menos de diez días, Colombia revivió el trauma de la violencia política y confirmó que, a veces, el horror llega cuando nadie lo espera.