Ofertas de trabajo en Emiratos: la fachada del reclutamiento de mercenarios colombianos para Sudán
Cómo exsoldados colombianos fueron captados por internet, trasladados vía Emiratos y enviados al conflicto en Darfur
AFP
04:06 p. m.
La guerra civil en Sudán, activa desde 2023, no solo enfrenta a las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) con el ejército del gobierno de facto, sino que ha atraído a combatientes extranjeros.
Una investigación de AFP basada en testimonios, documentos corporativos y verificación de imágenes en el terreno expone cómo cientos de exmilitares colombianos fueron incorporados a este conflicto a través de una red de reclutamiento internacional que opera desde Colombia hasta la región de Darfur.
Los exsoldados fueron atraídos con promesas de salarios mensuales de entre 2.500 y 4.000 dólares, cifras que multiplican varias veces sus pensiones militares. Según los hallazgos, muchos terminaron combatiendo junto a las FAR, un grupo paramilitar acusado de genocidio, en enfrentamientos que han dejado decenas de miles de muertos y millones de desplazados en riesgo de hambruna.
Reclutamiento digital y empresas fachadas
El reclutamiento se realizó principalmente por internet y aplicaciones de mensajería, bajo ofertas laborales que inicialmente situaban el destino en Emiratos Árabes Unidos. Allí, los exmilitares recibían entrenamientos breves antes de ser trasladados a Sudán.
La investigación identifica a un excoronel colombiano sancionado por Estados Unidos como uno de los principales articuladores del envío de hasta 2.500 mercenarios. Documentos obtenidos muestran contratos que describen a los combatientes como “guardias de seguridad”, con cláusulas de confidencialidad y pagos canalizados a través de empresas registradas fuera de Colombia.
Imágenes verificadas y testimonios sitúan a mercenarios colombianos en combates en Darfur, incluidos escenarios como el campamento de refugiados de Zamzam y la ciudad de El Fasher. Según datos citados, al menos 80 colombianos se habrían unido al asedio desde agosto y 43 habrían muerto en combate. Algunos sobrevivientes aparecen vinculados a entrenamiento de combatientes, incluidos menores, y a operaciones con drones y artillería.
Familias, silencios y consecuencias humanas
Mientras la red continúa operando, familias colombianas enfrentan la muerte, la desaparición y la falta de repatriación de cuerpos. Algunas luchan por cobrar supuestos seguros de vida, lo que, según los testimonios, las disuade de hablar públicamente.
En paralelo, el Congreso de Colombia aprobó una ley que prohíbe el reclutamiento de mercenarios, aunque para muchos casos la medida llega tarde. La investigación expone un entramado que combina necesidad económica, promesas laborales, rutas clandestinas y conflictos geopolíticos, dejando un saldo de víctimas y responsabilidades aún en disputa.


