Familias de las víctimas exigen verdad para poder cerrar las puertas del horror en el Palacio de Justicia
Familiares de las víctimas, de los que fueron asesinados y de los que no han encontrado sus restos, exigen verdad y reparación.
Noticias RCN
01:55 p. m.
En el corazón de la justicia no solamente fueron asesinados 11 magistrados, también murieron más de 100 civiles y terminaron con algún tipo de lesión, tanto física o psicológica, más de 240 personas, por todos ellos hoy, que ha alzado la voz, no solamente para pedir justicia, sino también verdad y reparación.
Aunque han pasado cuatro décadas de la toma y retoma del Palacio de Justicia, aún hay muchas heridas abiertas.
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Para muchas familias, el tiempo no ha traído respuesta y eso es lo que exigen.
El país sigue en deuda con los que fueron asesinados en el Palacio de Justicia
Entre quienes fueron asesinados estuvo el magistrado Carlos Medellín Forero.
Su hijo, el exministro Carlos Eduardo Medellín, asegura que la memoria de las víctimas sigue siendo una deuda con el país:
Desafortunadamente hay voces, y voces muy importantes, que dicen mentiras y falsedades, y al mostrar una realidad distinta, pues le producen un daño muy grande a la historia de Colombia.
¿Dónde están los desaparecidos del Palacio de Justicia?
Para otros el dolor es aún más profundo, como es el caso de la familia de Nury de Piñeres, quien sigue desaparecida.
“Al día de hoy no se sabe realmente qué pasó ese día, por qué mataron a los magistrados, por qué mataron a los auxiliares, por qué los desaparecidos están desaparecidos, dónde están sus cadáveres, qué hicieron con ellos, cómo fue esto, cómo fue ese holocausto que tuvieron que vivir nuestras familias”, dijo Carmen Rosa Franco, familiar de uno de los desaparecidos.
Su familia no ha tenido la oportunidad ni siquiera de despedirse. Cuarenta años después, aún preguntan dónde está.
Lo más trágico es que estuvo enterrada una Nury, de 30 años, en Barranquilla, junto al doctor Andrade, que era el magistrado auxiliar, y no era Nury. Entonces, desde hace 10 años, revivir, sobre todo para su hija, que tenía nueve años en esa época, fue revictimizar.
A cuatro décadas de la tragedia, el clamor sigue siendo el mismo: Verdad, reparación y justicia que no nos han dado ellos.
Porque sólo cuando se conozca lo que realmente ocurrió, el país podrá cerrar por fin las puertas que el fuego y el silencio dejaron abiertas.


