Son Callejero: la banda que se volvió una segunda oportunidad para salseros que cayeron en las drogas
En Historias Excepcionales de Noticias RCN, presentamos a Son Callejero.
Nicolás Martínez Sánchez
04:52 p. m.
Más que salseros, ellos son leyendas de la música. Su carisma, pasión y amor han tocado el corazón de miles de personas. Detrás de las canciones y ritmos, hay una historia de superación.
Son Callejero inició siendo una apuesta y hoy tiene más vida que nunca. La banda está compuesta por glorias de la música que vivieron las profundidades de las calles. El consumo de drogas los llevó a la oscuridad, pero la música les dio luz al vacío.
En el camino ya se fueron dos, Roberto ‘Eche’ Echeverría y Ezequiel Knight. Más que amigos, ellos fueron hermanos. Hoy, la banda los recuerda y sigue sus enseñanzas, no solo musicales, sino más allá.
Orígenes de Son Callejero con Dairo Cabrera
Así como los barcos protagonistas de gestas, acá hay un capitán. Hace más de 15 años, Dairo Cabrera tuvo un sueño. En los Montes de María, su hogar, se sintió atraído por la música.
La idea de Son Callejero empezó a tomar forma en los hogares de paso de Bogotá. En los talleres, Cabrera se dio cuenta de la calidad de músicos que había en las calles. Uno de ellos justamente fue ‘El Halcón’.
La voz emblemática la trae ‘El Halcón’
La voz de Alberto Puello Villarreal, ‘El Halcón’, le ha dado un toque único, no solo a Son Callejero, sino a las orquestas que conformó. Las calles de Cartagena vieron los orígenes de este gran artista versátil.
Sin él, las orquestas no hubiesen sido iguales. El talento lo llevó a conformar la agrupación de Blas ‘Michi’ Sarmiento. Incluso, fue uno de los mentores y directores de la orquesta La Verdad.
Por cosas de la vida, ‘El Halcón’ llegó a las calles. “Me dedico a cantar en el Transmilenio. Cuando no tocaba con la orquesta, a veces no tenía plata y me tocaba quedarme en la calle”, contó. Hubo veces que la gente pasaba a su lado sin saber quién era él.
El sabor del Pacífico: la obra de ‘Toño’ Ortiz
Desde Quibdó llegó Antonio ‘Toño’ Ortiz. El ritmo corre por sus venas y el talento ha descrestado a más de uno. Su historia en la música comenzó con un empujón de su hermano, el responsable de viviencias irrepetibles.
Resulta que en Quibdó había una orquesta llamada Los Negros del Ritmo y mi hermano Víctor era timbalero. Cuando ellos tenían presentación, yo me sentaba al frente y la gente bailaba alrededor mío. Yo no me movía de ahí.
Cuando volvía a casa, repetía lo que empíricamente le aprendió a los músicos. ‘Toño’ no tenía instrumentos para aquel tiempo, entonces improvisaba con lo que encontraba en casa.
“Alguien me llamó y me tocó acompañar a Juan Piña sin conocer los temas de su orquesta La Revelación. A los 11 años empecé a tocar. Aprendí de todo”, contó ‘Toño’.
Estando en Bogotá, su hermano lo llevó a una taberna y le dijo: “si no tocas este tema, debut y despedida”. ‘Toño’ tocó la canción como nunca antes y se quedó finalmente en la orquesta.
Con el paso de los años, pudo estar en los orígenes del Grupo Niche, aunque también se le recuerda en Guayacán, La Protesta, Washington y sus Latinos.
Su llegada a las calles se dio tras la muerte de un familiar: “Me volví un adicto compulsivo. Me dolió mucho y empecé a tomar. Yo iba borracho a las orquestas”.
Un colega le dio lo que parecía ser la solución, pero resultó ser más dañina que el licor. “Me dijo ‘toma este cigarrillo y te lo fumas’. Así empezó mi vida en las calles. Todo lo que ganaba era para fumar ese cigarrillo”, recordó.
La poesía de las letras, cortesía de Alberto López de Mesa
Alguien que sabe de letras en Son Callejero es Alberto López de Mesa. Él narra la experiencia en la calle en la escritura y la banda les da vida como nadie más puede hacerlo.
Aunque no soy músico, varias orquestas y grupos de músicos toman mis letras y las montan. He hecho bambucos, vallenatos. Soy callejero y le cogí el saborcito a escribir salsa.
Las calles llegaron a su vida por la cocaína y bazuco cuando ya había formado una familia. Su esposa le dijo que no podía seguir en ese camino por el mensaje que le iba a transmitir a sus hijos.
El sabor de ‘Espinosax’
La salsa tiene que estar acompañada con un instrumento: el saxofón. Alguien que lo conoce a la perfección es Édgar Espinosa, el gran ‘Espinosax’. La melodía que transmite le ha dado un toque especial.
Trabajé con los hermanos Martelo, una súper orquesta. Después integré la Gran Banda Caleña, la orquesta internacional Los Niches.
La ausencia de un timbalero le abrió la puerta para estar en Grupo Niche, una experiencia que guarda en su corazón: “Por intermedio de Nicolás Cristancho ‘Macabi’, me comentó que iban a hacer un ensayo y el timbalero no apareció. Aparecí y tuve la fortuna de ingresar”.
Este talentoso artista duró siete años en las calles: “Yo pensaba que teniendo un saxofón iba a resurgir. La banda me ubicó y llevo ocho años sobrio. Vivo feliz de la vida”.
Manuel García trajo la magia cubana
Son Callejero se ha expandido con el paso de los años. Gracias a ello, ha recibido a otros artistas que, si bien no han conocido las calles, le han dado más autenticidad a la banda.
Manuel García, originario de Cuba, empezó a sentir cariño por Colombia a pesar de la distancia. Comenzó en la música desde niño: “Crecí en un ambiente de fiesta y rumba, como es habitualmente”.
Al estudiar, pude desarrollar un estilo, una manera de tocar el piano, el bajo y la percusión.
García llegó en la década de los 90 a Colombia e integró importantes bandas hasta conocer al Son Callejero: “Eso partió un antes y después. Descubrimos que acá se conservaba ese tesoro de la música”.