Violencia digital contra mujeres y niñas: “No es distinta, es la misma violencia de género histórica”
Catalina Moreno Arocha, abogada de derechos humanos y co-directora de la Fundación Karisma, advierte que la violencia digital no es distinta de la violencia de género histórica, sino una extensión de ella.
Valeria Quiroga
07:47 p. m.
Cada 25 de noviembre, el mundo conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, una jornada que este año pone especial énfasis en visibilizar y sensibilizar sobre la violencia digital dirigida contra mujeres y niñas.
A medida que el mundo se digitaliza cada vez más, la violencia contra la mujer en las plataformas en línea también se intensifica. Según la Organización de Naciones Unidas, “las herramientas digitales se utilizan cada vez más para acechar, acosar y abusar de mujeres y niñas”.
De acuerdo con el informe “Intensificación de los esfuerzos para eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas: Violencia facilitada por la tecnología” presentado por el Secretario General de la ONU en 2024, entre el 16 y el 58 por ciento de las mujeres en todo el mundo han denunciado sufrir violencia o acoso en línea.
El documento advierte que las nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial, están agravando el panorama: la manipulación de imágenes crece de manera exponencial y se estima que entre el 90 y el 95 por ciento de los ultrafalsos difundidos en internet muestran a mujeres sexualizadas.
“La tecnología abre un nuevo espacio para la violencia de género”
Catalina Moreno Arocha, abogada de derechos humanos y co-directora de la Fundación Karisma, organización en Colombia que trabaja por la protección y promoción de los derechos humanos y la justicia social en el diseño y uso de las tecnologías digitales, advierte que la violencia digital no es distinta de la violencia de género histórica, sino una extensión de ella.
“El panorama actual de riesgo es que la tecnología está facilitando un nuevo espacio en el cual se pueden desarrollar las violencias de género. Esta no es una violencia diferente, es la misma que hemos experimentado las mujeres desde hace mucho tiempo, desanclada en una discriminación estructural contra lo femenino”, afirma la abogada a Noticias RCN.
Moreno explica que la violencia facilitada por la tecnología presenta riesgos particulares: la posibilidad de ingresar a la intimidad de las víctimas sin proximidad física, la viralidad de los ataques y la dificultad técnica de eliminar contenidos dañinos.
“Ahora la violencia puede llegar a nuestras casas a través de un celular o un correo electrónico, sin que el agresor esté cerca. Además, un ataque puede multiplicarse en cuestión de minutos con miles de perpetradores coordinados”, señala.
Riesgos invisibilizados y respuestas insuficientes
La abogada subraya que la difusión no consentida de imágenes íntimas es un ejemplo claro de cómo la violencia digital deja huellas permanentes: “Aunque se logre eliminar una publicación en redes sociales, basta con que alguien haya descargado o hecho una captura para que el material circule indefinidamente”.
Moreno también cuestiona la falta de conciencia social y estatal frente a este tipo de agresiones: “Es clave hablar de la violencia digital en un día como hoy, porque tanto las personas como las autoridades aún no son conscientes de que esta violencia es real, tiene efectos graves y debe ser abordada con rapidez. Lo que hemos encontrado en más de diez años de investigación es que las autoridades suelen desestimar estas denuncias, responsabilizando a la víctima o sugiriendo que cierre sus cuentas”.
Además, advierte que la violencia digital se ha normalizado en sectores como el periodismo y la política, donde muchas mujeres optan por usar pseudónimos, apagar redes sociales temporalmente o simplemente “aguantar” las agresiones como parte de su ejercicio profesional.
¿Cómo detectar signos y protegerse del abuso digital?
Las Naciones Unidas elaboró una guía práctica para que mujeres y niñas aprendan a detectar las señales de alerta en sus propias cuentas en redes sociales y dispositivos electrónicos.
El abuso digital suele comenzar con señales aparentemente menores, como la exigencia de contraseñas, la presión para compartir imágenes íntimas o el monitoreo constante de la actividad en línea.
Sin embargo, estas conductas pueden escalar rápidamente hacia amenazas de difundir fotos privadas, control sobre contactos y conversaciones, mensajes acosadores que persisten incluso tras bloquear al agresor, o la aparición de imágenes manipuladas en internet.
La ONU sostiene que la suplantación de identidad, las campañas de difamación y la exclusión en espacios digitales son indicadores claros de un patrón de violencia que prospera en el silencio y la anonimidad, generando aislamiento y miedo en las víctimas.
Frente a estas señales, existen medidas inmediatas para protegerse: bloquear y denunciar al agresor en las plataformas, detener la propagación de contenidos íntimos no consentidos mediante herramientas especializadas, y guardar evidencia como capturas de pantalla y enlaces.
También es clave hablar con personas de confianza, reforzar la seguridad de las cuentas con autenticación de dos factores y revisar dispositivos ante posibles aplicaciones espía.
Organizaciones y líneas de ayuda en distintos países ofrecen acompañamiento especializado, recordando que reconocer y actuar frente a los primeros signos del abuso digital es fundamental para frenar su impacto.


