El enorme impacto del nuevo salario mínimo en el comercio: comida, administración y servicios
Este lunes 29 de diciembre se conoció el que será el nuevo salario mínimo para el 2026 y con ello, el enorme impacto en precios de comercio.
Noticias RCN
08:12 p. m.
El anuncio del nuevo salario mínimo para 2026, realizado este lunes 29 de diciembre por el presidente de la República, Gustavo Petro, generó una inmediata reacción en distintos sectores del país. De acuerdo con lo informado, el salario mínimo, incluyendo el auxilio de transporte, quedará en $2.000.000, lo que representa un incremento superior al 23 % en comparación con el vigente en 2025. La cifra, que beneficia directamente a millones de trabajadores formales, fue presentada como un avance en la mejora del poder adquisitivo de quienes perciben el ingreso básico.
Sin embargo, detrás del impacto inicial del anuncio, surgen interrogantes sobre las consecuencias económicas indirectas que este aumento podría traer para el resto de la población, especialmente para quienes no devengan el salario mínimo, pero sí enfrentan el encarecimiento general del costo de vida.
Un aumento que no impacta por igual a todos los trabajadores
Aunque el ajuste salarial representa una mejora significativa para quienes reciben el salario mínimo, lo cierto es que no todos los trabajadores verán reflejado un incremento similar en sus ingresos. Aquellas personas que ganan por encima del mínimo podrían no recibir aumentos proporcionales, pese a que los precios de bienes y servicios sí tienden a subir de manera generalizada.
Este fenómeno suele generar una presión adicional sobre el poder adquisitivo de los hogares, ya que el incremento en los costos no discrimina por nivel de ingresos. En la práctica, el alza del salario mínimo termina trasladándose, de forma parcial o total, a los precios finales que pagan todos los consumidores.
Impacto en pequeñas empresas y en el costo de vida
Uno de los sectores más sensibles frente a este tipo de ajustes es el de las pequeñas y medianas empresas, que operan con márgenes reducidos. Para muchos de estos negocios, el aumento del costo laboral implica una disyuntiva compleja: incrementar el precio de sus productos o servicios para sostenerse financieramente, o reducir su nómina para compensar el mayor gasto en salarios.
Este efecto ya empieza a reflejarse en gastos cotidianos. Por ejemplo, el tradicional “corrientazo”, una de las opciones más accesibles de alimentación para trabajadores y estudiantes, podría experimentar un aumento significativo, debido al encarecimiento de la mano de obra y de los insumos.
Lo mismo ocurre en los conjuntos residenciales, donde la administración de los apartamentos tiende a ajustarse en el mismo porcentaje del salario mínimo, con el fin de poder cubrir los pagos a vigilantes, personal de aseo y servicios generales.
En ese contexto, el aumento del salario mínimo se convierte en una medida de doble filo: mientras mejora el ingreso de un sector específico de la población, también impulsa un ajuste general en los precios que afecta a toda la economía. El verdadero reto, advierten analistas, estará en lograr un equilibrio que permita proteger el empleo, controlar la inflación y garantizar que el aumento salarial se traduzca en una mejora real de la calidad de vida para los colombianos.


