Presidente Petro y el proyecto para acabar el "mercenarismo" en Ucrania, Haití y Sudán
El presidente colombiano busca prohibir por ley que exmilitares participen en guerras internacionales.
Noticias RCN
10:30 p. m.
El presidente Gustavo Petro ha intensificado sus esfuerzos para detener el reclutamiento de mercenarios colombianos en conflictos internacionales como los de Sudán, Ucrania y Haití.
Ante recientes denuncias sobre la participación de ciudadanos colombianos en combates extranjeros, el mandatario solicitó al Congreso de la República el trámite urgente de un proyecto de ley que prohíba formalmente esta práctica. Petro sostiene que el mercenarismo desvía recursos del Estado y convierte a los exmilitares en "mercancías para matar".
Esta posición se refuerza tras el supuesto derribo de un avión en Darfur, Sudán, donde se afirma que viajaban al menos 40 colombianos contratados por empresas privadas extranjeras. Aunque Emiratos Árabes Unidos desmintió los hechos, el Ejército sudanés insiste en que los mercenarios estarían combatiendo junto al grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR).
Mercenarios colombianos: experiencia militar exportada
Según el politólogo Víctor Gaviria, citado por el medio France24, la fuerte presencia de mercenarios colombianos en conflictos internacionales tiene su raíz en la experiencia adquirida por los soldados en el conflicto armado interno del país.
Colombia tiene uno de los ejércitos más grandes de Sudamérica y produce más de 10.000 militares retirados cada año, lo que representa una oferta de personal entrenado que es aprovechada por agencias de seguridad privadas y gobiernos extranjeros.
En el caso de Sudán, más de 300 colombianos habrían llegado a la región para integrar el grupo paramilitar ‘Lobos del Desierto’, presuntamente liderado por un exoficial del Ejército colombiano en colaboración con una empresa de seguridad emiratí.
Una investigación de La Silla Vacía confirmó, a través de testimonios y material gráfico, la presencia de exmilitares entrenando a menores de edad en técnicas de guerra.
Ucrania, Haití y el alcance global del mercenarismo
El conflicto en Ucrania también ha sido escenario de la participación de mercenarios colombianos. De acuerdo con France24 y el diario ucraniano Kyiv Post, decenas de exmilitares firmaron contratos con el Ejército ucraniano para integrarse a batallones de combate. En su momento más álgido, un solo batallón llegó a contar con unos 20 soldados colombianos. Sin embargo, el alto riesgo y la complejidad del conflicto ha llevado a varios a desertar o no renovar sus contratos.
En Haití, el caso es aún más sensible. En 2021, exmilitares colombianos fueron señalados por su presunta implicación en el asesinato del presidente Jovenel Moïse. El presidente Petro viajó en dos ocasiones a Puerto Príncipe este año, pidiendo perdón en nombre del Estado colombiano por la supuesta participación de nacionales en el magnicidio, contratado por una firma de seguridad con sede en Estados Unidos, según The New York Times.
Frente a estos antecedentes, Petro ha sostenido que el mercenarismo representa una forma de traición al país, ya que los recursos invertidos en formación militar son utilizados en causas ajenas. “El mercenarismo es una forma de robar a una nación”, afirmó el mandatario en su cuenta oficial de X (antes Twitter).
¿Es viable frenar el reclutamiento de exmilitares?
Pese a las intenciones del Gobierno colombiano, detener el reclutamiento de exmilitares en guerras extranjeras es un desafío complejo. De acuerdo con Gaviria, las redes sociales y plataformas digitales son el principal canal de captación, lo que dificulta el rastreo y la sanción.
Las posibles soluciones planteadas por los expertos incluyen la implementación de una ley de veteranos que brinde mejores condiciones de retiro para los soldados y un mayor control internacional frente al reclutamiento por parte de empresas privadas. Petro, por su parte, ha reiterado que la única vía legítima para el uso de la fuerza armada es la defensa de Colombia.
En este contexto, el proyecto de ley que prohíbe el mercenarismo, actualmente en discusión, representa un punto de inflexión para la política de defensa y seguridad del país. La iniciativa no solo busca proteger la imagen de Colombia en el exterior, sino también garantizar que sus exmilitares no se conviertan en instrumentos de conflictos ajenos, bajo promesas económicas que terminan costando vidas.



