La vida a pedazos: el reto diario de alimentar a la familia
En varios sectores de Bogotá hay alrededor de 438.000 personas que viven al límite de la pobreza extrema, es decir, subsisten con menos de $215.000 al mes.
Noticias RCN
04:56 p. m.
En Ciudad Bolívar y otros sectores de Bogotá, hay alrededor de 438.000 personas que viven al límite de la pobreza extrema, es decir, subsisten con menos de $215.000 al mes.
Para estas familias, comer o almorzar a diario es toda una proeza. Al mediodía preparan sus alimentos con pequeñas porciones; los servicios públicos les llegan a cuotas; las casas son construidas con retazos que les sobran a otros.
La vida a pedazos: el reto de alimentar una familia
Conocimos a una joven pareja de Bogotá, que son una de las tantas familias que viven en estas condiciones tan precarias. Mientras Jaime, de 25 años, intenta mantener a su familia con trabajos esporádicos, Lady, a sus 22 años y con solo la educación básica, demuestra una habilidad única para estirar los recursos limitados y alimentar a su familia de cinco.
El almuerzo en casa muchas veces depende de las migajas que aún quedan en la alcancía. Lady explica que con solo $6.000 logra preparar un almuerzo modesto para toda su familia.
Alimentos como el pollo o el atún son lujos que solo pueden permitirse en ocasiones muy especiales, y muchas veces dependen de lo que encuentren en sus bolsillos al momento de comprar.
La vivienda de la familia fue construida por Jaime en tan solo ocho días, empleando guaduas y algunos palos. La "casa en el aire" es un refugio.
Datos estadísticos del 2023 revelan la gravedad de la crisis alimentaria en Colombia: 233 niños menores de 5 años han fallecido a causa de la desnutrición crónica. Esta alarmante cifra pone de manifiesto la batalla diaria y casi invisible que libran familias como la de Lady y Jaime.
Para ellos, la alimentación es uno de los primeros sacrificios seguido de cerca por el pago de los servicios básicos.
La vida a pedazos: servicios públicos a cuenta gotas
En el sur de Bogotá, en la localidad de Ciudad Bolívar, está El Paraíso que, irónicamente, poco tiene de paradisíaco, donde cerca de 900 familias luchan diariamente por sobrevivir en condiciones precarias, donde el acceso a servicios básicos como agua y electricidad es un verdadero desafío.
Rosalba, una mujer de 55 años, cuida de sus tres nietos en difíciles circunstancias. Jorge, de la misma edad, vive en una casa construida con materiales reciclados; mientras que Lina, de apenas 18 años y madre joven, llegó al barrio buscando una vida mejor, pero se encontró con una dura realidad.
La situación en El Paraíso es alarmante. Los habitantes han tenido que ingeniárselas para obtener electricidad, conectándose de manera precaria a postes de alta tensión. "Duramos muchos años bregando, quemando todos los equipos. Se quemaban televisores, la neverita".
El acceso al agua es aún más crítico. En algunos sectores, como el barrio Los Cerezos, a 35 minutos de El Paraíso, el agua llega solo dos veces al mes.
"Tenemos cuatro tanques de almacenamiento de 5.000 litros cada uno, para todo un barrio", explica un habitante. Esto significa que cada familia recibe apenas 2.000 litros mensuales, una cantidad insuficiente para cubrir las necesidades básicas.
Los habitantes de estos asentamientos se sienten olvidados y estigmatizados: "La ciudad en vez de recibirnos nos está sacando, llamándonos invasores, tierreros, desordenados", lamentan.
La falta de oportunidades mantiene a estas familias atrapadas en un ciclo de pobreza difícil de romper. Mientras luchan por sobrevivir con lo mínimo, en Colombia se desperdician anualmente 9.7 millones de toneladas de alimentos.
La vida a pedazos: el drama de los adultos mayores abandonados
En Colombia, la vejez se ha convertido en una pesada carga para muchos adultos mayores que, tras una vida de trabajo, se encuentran en situación de calle y abandono.
Este es el caso de Noé, cuya historia revela la cara oculta de una tragedia social que afecta a miles de adultos mayores en el país.
Noé, quien dedicó gran parte de su vida a la sastrería, ahora pasa sus días en un furgón de camión que se ha convertido en su hogar y refugio. Este espacio, de 6 metros de largo por 3 de ancho y 2.5 de alto, es una fría caja metálica que refleja la cruda realidad de muchos adultos mayores abandonados.
El interior del furgón es un caótico testimonio de una vida en decadencia. Ollas viejas, vasos agrietados y platos sucios se acumulan junto a un molino oxidado, creando un ambiente de desorden y desesperanza. En medio de este caos, Noé lucha por mantenerse en pie, acompañado únicamente por sus enfermedades crónicas: hipertensión y artrosis.
La situación de Noé plantea interrogantes urgentes sobre el sistema de protección social para los adultos mayores en Colombia. ¿Qué ocurre con los ancianos que no tienen dónde ir? ¿Cuál es el destino de aquellos que han enfrentado una vida dura y sin descanso?
Las paredes oxidadas del furgón y el silencio opresivo que lo rodea son un recordatorio constante de la soledad y el abandono que enfrentan muchos adultos mayores.
La solidaridad, un poderoso motor para transformar vidas
En las montañas que rodean Bogotá, viven muchas de las personas que dejamos atrás: el reino de los olvidados, de los que viven a pedazos.
Leidy, Noé, Lina y Rosalba son algunas de esas personas que luchan a diario para vivir con lo mínimo.
Televidentes anónimos lanzaron su propia cruzada para ayudar a quienes tienen la vida a pedazos. Donaciones especiales llegaron hasta estos hogares en donde la pobreza vivía a sus anchas.
Además, con la ayuda de la Fundación 33 sueños, logramos que los pequeños de esta familia reciban la educación necesaria para sentar las bases de sus proyectos de vida.
Rosalba, que habita en lo alto de la invasión El Paraíso, todos los días parece perderse en el purgatorio.
A ella también le llegaron ayudas para alimentar a sus nietos. Así, por un día, lo que doblega su espalda es el peso de cajas y bolsas con comida.
Mientras ella llena una nevera que ni siquiera se puede conectar a la corriente, la solidaridad caminó hacia la casa de Lina y el furgón de Noé.
Al menos 438.000 personas en Bogotá viven en la pobreza extrema, todos clamando por una política que algún día llegue a lo alto de las colinas en donde quedan sus viviendas.