La milagrosa recuperación de Egan Bernal: “La magnitud de la gravedad era primero si iba a vivir”
Ricardo Henao conversó con el doctor Manuel Ignacio Gutiérrez, encargado de tratar a Egan Bernal tras el accidente. Reveló nuevos detalles de la recuperación.
Noticias RCN
07:42 p. m.
Uno de los momentos más difíciles en materia deportiva de nuestro país fue la angustia que produjo el accidente de Egan Bernal, pero que favorablemente superó a toda costa.
Hoy, varios meses después de aquella emergencia, hablamos con una de las personas imprescindibles en su tratamiento y recuperación. Ricardo Henao conversó con el doctor Manuel Ignacio Gutiérrez, quien reanimó al ciclista, trató sus heridas e implementó un tratamiento para que pudiera volver a montar su bicicleta.
Usted que operó a Egan Bernal, ¿qué siente al verlo en el momento en que está deportivamente?
“Siento orgullo, no solo por él, por Colombia sino también por el acto médico que hago y que hacemos la gran mayoría de los médicos en Colombia todos los días”.
¿Quién hizo el milagro?
“Como un hombre de fe pensaría y sé que Dios está en todo. Pero fue un conjunto de cosas en haber hecho una reanimación eficiente, una fijación de sus fracturas adecuada, y evidentemente tener un muy buen paciente, con una mentalidad de deportista de alto rendimiento, y obviamente con una parte física que nos ayudó para que un paciente politraumatizado pueda estar en un nivel de alto rendimiento como en el que está hoy día”.
¿Se puede considerar que Egan estuvo cerca de la muerte?
“Cuando recibo el llamado que viene Egan Bernal con una fractura de fémur, porque así fue el llamado, en ese momento pensábamos que era una fractura aislada, y nos encontramos con un paciente totalmente diferente”.
“Muchas fracturas, era un paciente politraumatizado, con una contusión pulmonar y una fractura que fue muy grave que fue la luxofractura de columna que recibió el manejo por neurocirugía”.
“Cuando entro a operar a Egan Bernal no tenía la certeza de si había algo de lesión medular o neurológico. En ese momento todo el mundo hablaba si iba a volver a correr, pero no entendían la magnitud de la gravedad”.
“La magnitud de la gravedad era primero si iba a vivir, después si iba a caminar”.
¿Egan pudo quedar parapléjico?
“Sí. Esa era una de las opciones que se veían en ese accidente. Desafortunadamente esas son fracturas muy malignas en el sentido que pueden causar daño a la médula, por eso éramos tan enfáticos de decir como grupo tratante: ‘la gente no se imagina la gravedad en la que ocurrió el accidente’”.
¿Egan tuvo suerte al saber que estaba en una clínica donde le podían prestar esa asistencia, y que estaba relativamente cerca?
“Sí. Y es que si a Egan lo hubieran llevado a otro tipo de clínica, o lo hubieran llevado a un centro de menor complejidad, se hubiera podido morir. Y eso es claro porque si lo llevan a un sitio donde no lo pueden reanimar en la forma que lo reanimamos, y estabilizarlo en la forma que lo hicimos, el resultado no sería el que teníamos. Creo que esa fue una muy buena decisión del grupo médico que lo acompañaba a él”.
Una de las lesiones más graves que sufrió fue el tema de la rótula: ¿cómo fue ese proceso para recuperarse?
“Fue una rotura multifragmentada. Muchos fragmentos que me tocó volver a reconstruir en el sentido de ponerlos en su sitio, y no solo entendiendo que ahí no es solo hueso; hay mucha parte ligamentaria, que uno tiene que manejar muy bien para volver a tener una movilidad adecuada de una articulación tan compleja como es la de la rodilla”.
“Entonces por eso existió el manejo antibiótico agresivo, el lavado de la fractura la fijación; y con ese tipo de fijación que le hice tiene una ventaja y es que lo pude empezar a mover al siguiente día”.
“Al siguiente día en la unidad de cuidado intensivo cuando ya estaba despierto yo le decía: ‘Egan, usted tiene que empezar a mover la rodilla’. Ya después me tocaba decirle lo contrario: ‘más suave’, porque es una persona de una mentalidad que si uno le dice algo es supremamente disciplinado en su rehabilitación”.
¿Cómo fue ese paso a paso?
“Fue una reanimación supremamente agresiva: sangre, plasma, medicamentos, antibióticos, unidad de cuidado intensivo. Esa fractura de fémur uno podía decir: ‘debí haberle puesto un tutor que son esas barras que van por fuera’, pero evidentemente en un deportista de alto rendimiento bien reanimado preferí hacer una fijación endomedular de su fémur, él tiene un clavo ahí que no le molesta; monta bicicleta con ese clavo”.
“Cuando ya tenemos un paciente que estaba empezando a caminar y a hacer algo de deporte, lo único que él me decía era: yo monto bicicleta. No me duele, pero cuando me paro sobre la bicicleta tengo un dolor sobre la rodilla, siento los tornillos y las cosas que me molestan. Yo le decía que no podíamos quitarle eso porque todavía está fracturado”.
“Ocho meses después decidimos, en compañía de su familia, llevarlo nuevamente a cirugía. Fue hacer una atroscopia que es introducir una cámara en la rodilla, valorar la articulación, el cartílago y posterior a eso hacer un retiro de todo el material de osteosíntesis, que son los clavos, el alambre, un tornillo que le había puesto en la rótula, una vez ya teníamos algo de consolidación de la fractura”.
¿Cuál fue el momento más delicado y difícil en todo esto?
“Todavía fracturado, cuando llevábamos tres o cuatro semanas del accidente que ya estaba en su casa, está desesperado por montar bicicleta. Me mostró una bicicleta en la cual estaba semisentado y quería montar, pero evidentemente quería montarse a los rodillos. Me dijo: ‘déjeme montar un rato’ y se montó. Después me manda un video y me pone ‘mire lo que monté’: montó hora y 26 minutos si no me falla la memoria”.
“Eso solo lo hace un deportista de alto rendimiento, entonces creo que tuvo muchos momentos difíciles, pero su mentalidad hizo que fuera cada vez más fácil”.
Cuando uno monta bicicleta aprende a convivir con el dolor, ¿eso le facilitó a Egan todo este proceso?
“Yo le podría decir que el umbral de dolor de Egan es muy alto, es una persona fuerte, en el sentido que nunca tuvimos que abusar de los medicamentos ni de los analgésicos; incluso muchas veces no se los quería tomar. Cuando yo le decía: ‘mueva, camine, párese’ lo hacía relativamente fácil”.
“El día del alta de la clínica nosotros tomamos una foto con todo el grupo médico. La íbamos a tomar en silla de ruedas, y ahí fue cuando dijimos que si sería capaz de ponerse de pie, y lo hizo con una facilidad y tomamos una foto que guardaré para mi memoria verlo cómo se paró de la silla de ruedas, nos abrazó y tomamos esa foto que para nosotros fue un orgullo”.
¿Para usted ha sido el caso más satisfactorio?
“Para mí todos mis casos son importantes. Trato a todos mis pacientes como su fueran Egan Bernal, y creo que eso es lo correcto. Doy el cien por ciento de mis capacidades humanas para poder tener un desenlace exitoso”.
“Evidentemente ha sido uno de los casos más importantes porque hacer una incisión en una extremidad del ciclista más importante de nuestro país, hay una responsabilidad no solo médica sino también social”.
¿Era el mejor ciclista o paciente?
“Creo que ambas. Es muy buen paciente. Una persona que nunca cuestionó lo que le decía, que confió, e incluso una vez me mandó un video desde Mónaco diciendo que le querían intervenir la rótula y él decidió venir para que yo lo hiciera”.



